1. Una mala elección

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*Fic escrito en 2009

*Generos: Angustia, Drama, Romántico, Tragedia

*Advertencias: Incesto, Lemon, Violación



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No sabía porque había aceptado asistir a la fiesta. Estaba muy cansado tras esa actuación y sentía la garganta algo resentida, pero su hermano no paró de insistir hasta que cedió al ver la dulce sonrisa que lucían sus labios. Nunca podía negarse a sus encantos...

Pero dos horas después se preguntaba porque demonios había cedido. Sentado solo en el oscuro reservado que habían elegido miraba aburrido como se divertían sus compañeros. Su hermano era otro caso, prefería otro tipo de diversión.

Nada más llegar, se colgó del brazo una linda chica y en esos momentos estaba en mitad de la pista de baile devorándola los labios. Mientras que él solo podía mirar y suspirar.

Que fácil sería poder hacer lo mismo. Coger a una de esas chicas que no le quitaban los ojos de encima y hacerla suya en un rincón solitario. El problema era que esa idea no le atraía en absoluto.

Miraba a las chicas que le rodeaban con una súplica en los ojos y una sonrisa en sus dulces labios, pero no sentía nada. En cambio, miraba a los chicos que molestos por su presencia le daban la espalda y un suspiro se le escapaba de los labios.

Se acomodó mejor en el sofá en el que estaba sentado. Sus ojos se habían cruzados con otros que fijamente le miraban. Era un chico, muy atractivo por cierto, que viendo que le habían pillado observándole no se cortó ni nada. Todo lo contrario, esbozó una sonrisa en los labios y alzó su bebida brindando con él antes de echar riendo un trago.

Sintió que el corazón le palpitaba muy deprisa y como le subía un calor por dentro del cuerpo, llegando hasta sus mejillas que en unos segundos se sonrojaron sin poder hacer nada por evitarlo. Tampoco pudo evitar pasarse la lengua por los labios y lanzar un suspiro al aire.

—¿Qué, te diviertes?—preguntó Georg dejándose caer a su lado.

Se puso tenso de inmediato, pasándose las manos por la cara como si de esa manera se le borrara el rubor que sentía extenderse cada vez más y más, pero solo conseguía aumentarlo.

—Me voy al baño, estoy un poco mareado—se excusó levantándose.

—Si solo has tomado agua—dijo Georg señalando su botella de plástico.

—Hay mucha gente, y hace un calor insoportable...necesito aire—dijo cambiando de excusa.

—Si ya no regresas, daré por hecho que la noche te ha ido bien—rió Georg guiñándole un ojo.

Ni se molestó en contestarle, solo quería huir de allí lo más rápido posible. Pero para eso debía atravesar la pista de baile, y su misterioso observador le cortaba el paso. Se encontró a su hermano por el camino y no le quedó más remedio que saludarle.

—¿Estás bien?—preguntó Tom al verle agitado.

Maldijo por lo bajo, a él nunca le conseguía engañar.

—Voy a tomar un poco el aire, tanto humo me está afectando—le explicó señalándose la garganta.

—¿Te acompaño?—preguntó Tom preocupado.

—No—contestó con rapidez—Estás bien acompañado, no quiero interrumpir nada.

Vio que la chica que está al lado de su hermano suspiró aliviada. No le gustaría saber que pasaría si su hermano la dejara tirara por él.

Caprichos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora