VII

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Un azabache caminaba por los pasillos de esa enorme casa solo con una maleta en sus manos.

— ¡Shadow! — se detuvo al escuchar su nombre.

— Erika.. — volteo a verla.

— Porfavor no te vayas. — suplico entre lágrimas.

— Lo siento pero no puedo quedarme.

— Pero prometiste que no me dejarías sola, que siempre seríamos solo nosotros dos contra el mundo.

— Era un niño.. — frunció el ceño con pena.

— ¿Y solo por la edad tu palabra no vale? — el azabache bajo sus orejas.

— Tengo un sueño que seguir, fue mi prioridad desde antes de que llegara aquí.

— Ya veo, que equivocada estaba, entonces tú eres igual a mis hermanas, solo querías el dinero de Aladdín.

— Adiós, Erika.

— Dijiste que te casarias conmigo. — lo siguió, pero el solo la ignoro. — ¡Porfavor llévame contigo! — suplico al ver que este lo ignoraba. — Dices que no tienes tripulación, no. Yo seré tu tripulación.

— Basta, Erika. — hablo molesto deteniéndose, ya estaba cansado. — No puedo llevarte conmigo, porque tus sentimientos no son correspondidos. Aparte si lo fueran aún así no te llevaría conmigo.

— Dices entonces que prefieres un estúpido barco que el amor...

Tu lo dijiste. — hubo un momento de silencio donde solo se escuchaban los sollozos de la chica. — Adiós, Erika.

— ¡Shadow! — gritó entre lágrimas.

— Shadow. — interrumpió sus pensamientos. — ¿En que tanto estás pensando?

— En nada.. solo. — suspiro. — olvídalo.

— Sabes, no importa el tiempo que haya pasado, aún puedes confiar en mí. — intento colocar su mano sobre la del azabache pero este se apartó.

La chica frunció el ceño molesta.

— Entonces si consigo ese mapa podré tener pistas de cómo llegar a ella, ¿No? — hablo el cobalto quien estaba acostado al lado del anciano. Ambos veían el techo.

— Exacto. — respondió.

— Vaya.. — rió emocionado.

— Si la encuentras asegúrate de dejarla libre y ocultar su rastro.

— ¿Pero por que ocultar inmensa maravilla?

— Por que el mundo trataría de eliminarla. — hablo un azabache entrando a la habitación.

— Shadow. — jadeo feliz el hombre.

— Hola, Ava. — sonrió al verlo.

— Hijo mío ven aquí a mis brazos. — extendió sus brazos donde el estaba.

El azabache se acercó y vio extraño al cobalto quien estaba acostado a su lado. — Veo que te llevas bien con mi prometido. — Sonic lo vio sorprendido he molesto.

— ¿Yo que? — Shadow lo vio enojado y le hizo un gesto de muerte, Sonic entendió de inmediato (o eso creía) — Si, el y yo nos llevamos bien.

— ¿Que tú qué? — hablo Erika en la puerta.

— Sonic déjame a solas con mi Ava. — este asintió y salió de ahí.

— Tu también vete, Erika. — hablo el anciano.

༻𝐴𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑎𝑙𝑡𝑎 𝑚𝑎𝑟 ༺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora