INTRODUCCIÓN

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─¿Hacemos unas palomitas? ─Preguntó Haram a su hermana mayor, Yeram, que estaba buscando una buena película en Netflix para ver esa tarde lluviosa.

─Mujer ─respondió ella riendo─, ¿qué es una película sin palomitas?

Haram fue a la cocina y puso aceite en la sartén y ésta en la vitrocerámica. Esperó a que el aceite estuviera lo suficientemente caliente y roció maíz cuando notó que salía un poco de humo. El maíz empezaría a saltar pronto, convirtiéndose en palomitas. Haram corrió para abrir un cajón y sacar de ahí una tapa para cubrir lo alto de la sartén, impidiendo a las palomitas salir de ella.

De pronto, el teléfono fijo sonó. Menos mal que lo tenía al lado, pensó Haram, ya que, conociendo a su hermana mayor, no se habría levantado incluso si sonaba por cinco minutos seguidos. Aunque le costó bastante manejarse bien haciendo palomitas e intentando coger el teléfono al mismo tiempo, lo consiguió.

─¿Sí? ─Dijo Haram nada más responder a la llamada.

--Hola --respondió una voz desconocida, de hombre--. ¿Está Yeram?

─Ah, sí ─pronunció Haram─, soy su hermana menor. Disculpe que le pregunte, pero ruego que me diga quién es.

--Ah, Haram. ¿Qué tal? Soy Park Gyong-Su, el compañero de clase de tu hermana. Tengo una duda sobre la tarea de matemáticas y quisiera preguntarle. Me habría pasado por vuestra casa, pero no he tenido mucho tiempo; debo darme prisa para acabar la tarea, ya sabes, por el examen de mañana.

─Ahora te la paso, Gyong-Su.

Haram se dirigió al salón, donde estaba Yeram. Le tendió el teléfono con una sonrisa falsa en la boca, como burlándose de ella.

─Es Gyong-Su, tu novio. Quiere preguntarte una cosa. No me habías dicho que teníais examen mañana, tontaina.

─¡Gyong-Su no es mi novio, gilipollas! Hola, Gyong-Su ─dijo dirigiéndose a la persona que estaba al otro lado de la línea─. Dime: ¿cuál es tu duda? ¿Es sobre matemáticas? Sí, es un tema bastante difícil, pero no te preocupes, yo te ayudaré.

--Gracias, Yeram --contestó Gyong-Su alegre--. No me pasé por tu casa porque me he estado centrando en los estudios. Lo he hecho, sobretodo, por el examen tan importante que tenemos mañana.

Yeram abrió los ojos y rio como una tonta, como si se estuviera riendo de un chiste malo o de alguna broma estúpida:

─Mañana no tenemos ningún examen, Gyong-Su. Es dentro de dos semanas. Me parece extraño que te hayas confundido tú, el niño más aplicado de toda la universidad.

Haram abrió los ojos. No sabía qué estaba pasando. Al no escuchar qué decía el chico que hablaba por teléfono con su hermana, al escuchar solamente lo que decía esta última, nada parecía tener sentido. Sin embargo, lo que más raro le pareció fue que, en efecto, el niño más aplicado de una de las universidades más prestigiosas de Corea del Sur se hubiera confundido con la fecha de un examen importante. Le hubiera parecido un poco más normal si hubiera dicho que el examen era el once de enero cuando, en realidad, era el trece. No obstante, eso de confundir "el mañana" con un día que pasaría dentro de dos semanas le parecía algo sospechoso.

─Yeram, será mejor que cuelgues ─susurró Haram─. Seguro que es un pirao de estos que van llamando a tías para ligar con ellas.

Yeram se apartó el teléfono de la oreja y se dirigió, esta vez, a su hermana menor:

─Pero es la voz de Gyong-Su ─la joven ya parecía preocupada─. No puede ser otro cualquiera. Tiene que ser él.

Haram intentó concentrarse para oír mejor qué decía el que estaba al otro lado de la línea. La estaba preocupando ese hombre misterioso. La idea de que solamente se hubiera despistado no era válida para ellas. De todos modos, Haram tenía razón con eso de que los chicos de esa pequeña ciudad llamaban a mujeres aleatorias para ligar con ellas y, además, lo hacían, sobretodo, en las fechas de Halloween.

Bitches with brain | NEWJEANS & BILLLIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora