Capitulo 4

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Al día siguiente, estaba en la cocina de mi hogar haciendo zapping en el televisor, era muy difícil encontrar algo interesante para ver, y bueno los noticieros de todos los días siempre anunciaban malas noticias para el país. Al mismo tiempo que desayunaba y cambiaba un canal a otro, me detengo en una noticia que me había llamado mucho la atención.

Un periodista climatólogo anunciaba una posible luna roja que podría afectar gran parte de la región. En eso vuelvo a mis recuerdos, y el sueño que había tenido hace un par de días estaba relacionado con aquella luna roja. Cuando la luna se tiñe de rojo, es un fenómeno poco habitual, se comienza a producir un eclipse total, es decir, cuando los 3 astros quedan alineados: la luna, el sol y la tierra. La luna pasa a quedar en el centro de la sombra de la tierra y deja de recibir la luz directa del sol, el sol se retira de la luna y otra luz posa sobre ella, que esa luz hace que se refleje en la atmosfera como un astro rojo.

Luego de la noticia, me habría pasado toda la tarde en mi apartamento, continuaba mis ilustraciones y algunas sin terminar que tenía desde hace tiempo. Esta vez había hecho un paisaje oscuro, con muchos árboles y rodeada muchos destellos azules, violetas y rojos. Las voces de mi cabeza siempre se callaban cuando agarraba un lápiz y una hoja, incluso el tiempo se me hacía cada vez más corto, las horas volaban cuando me sentaba a ilustrar o pintar mis ideas.

Con respecto a la ilustración y la pintura, siempre había sido una profesión que me empezó fascinar cuando era muy adolescente, quizás a los 11 años que descubre que debe tener una vida aparte de estudiar. En mi caso, lo habría descubierto participando en talleres después de la escuela, y hasta el día de hoy que me dedicaba a pintar, serán 6 años.

El lapso de tiempo que había estado pintando, el reloj ya marcaba las 18:06, en otro momento hubiera tenido que asistir a la cursada, pero hoy iba hacer una excepción, ya que no quería que se repitiera lo del día anterior. A su vez, recordé lo que me había dicho Stella acerca de visitar el vecindario de La Rué Montorgueil, las calles de aquel vecindario eran muy populares, siempre es donde los parisinos realizan sus compras, ya que están llenas y habitadas de mercados, de cafeterías, puestos de productos frescos, pastelerías y panaderías, muchos de los negocios llevaban más de un siglo de antigüedad, mi madre siempre compraba en esos lugares. Pero la mujer que me había mencionado Stella vivía al final de la calle, que no suele estar iluminado.

Tome el impulso y decidí ir hacia allí, llevaba en mi mano mi cuaderno de ilustraciones, ya que esperaba alguna explicación, y además colgado del hombro izquierda mi cartera. Durante el trayecto, me convencía a mi misma que en realidad no era una locura, una alucinación, ya comenzaba a anochecer y esto comenzaba a intranquilizarme, las noches en Francia resultaban inquietantes si caminabas sola por las calles con poca iluminación.

Desafortunadamente, me encontraba enfrente a la mansión en la que vivía Alicia, era muy a las casas que aparecían en las películas de terror, me atrevería a decir maldita. Era una mansión que llevaba más de 2 siglos, habrían vivido más de lo que había existido en esta tierra. A primera vista, podías observar muchas escaleras que apuntaban a la entrada, un pastizal descuidado y abandonado, estaba pintada de un tinte oscuro, con ventanas pequeñas que al parecer al interior de la casa no entraría mucha iluminación. Me sentía un poco perturbada porque la mansión transmitía sentimientos muy oscuros.

Comienzo a subir lentamente las escaleras, y luego golpeó la puerta, al principio no me responde nadie, cosa que me hacía dudar de lo que estaba haciendo. Al rato, se escucha una leve voz de una anciana, me atrevería a decir unos 70 años. Posteriormente me abre la puerta que nos separaba, ella era una mujer con cabellos blancos casi claros, aun se mantenía bastante joven ya que no tenía tantas arrugas y su cuerpo era tosco, vestía una camisa floreada de un tinte color morado y un pantalón holgado oscuro.

— Hola. Yo.

No había llegado a terminar la oración que ella me había interrumpido. Evidentemente, la simpatía no era su estilo.

— Lo que sea que necesites jovencita, acá no hay — Responde gruñendo

— No, yo no vengo a darle algo, sino más bien, necesito su ayuda — Dije con una leve sonrisa entre dientes.

Nos miramos en silencio, hasta que se me ocurre mostrarle directamente las ilustraciones, especialmente el libro, ella aun sin decirme nada mueve una de sus manos en señal de que pasará hacia dentro de la mansión. Quizás por fuera aparentaba ser una mansión muy oscura, pero por dentro estaba llena de puertas y pasillos que llevaban a cada habitación. Nos dirigimos directamente al living, realmente se sentía muy acogedor, el ambiente era cálido, contaba con una chimenea que mantenía el calor durante estas épocas, unos sillones bordo y esponjosa, y además dos bibliotecas en cada esquina, precisamente al lado de la chimenea. Ella había decidido preparar unas infusiones antes de comenzar a explicarme aquellas ilustraciones. No dejaba de observar detalladamente la mansión, especialmente el living era fascinante, y acogedor

Los Colores Del Destino: Un Mundo MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora