Capitulo 12

61 23 21
                                    

Nos encontrábamos en el bosque de las mariposas lapislázuli. Phoenix seguía procesando el duelo, pero había logrado calmar su enojo.

Sin embargo, me hubiera sentido de la misma forma si sin causa alguna matara a mis hermanos o a mis padres

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sin embargo, me hubiera sentido de la misma forma si sin causa alguna matara a mis hermanos o a mis padres. La familia es lo primero, hoy y siempre.

La familia nos acompaña hasta en nuestros peores momentos, incluso aunque no estemos de humor. Recordaba que había pasado tiempo en el mundo de Etherea y no veía a mis padres, los extrañaba.

Las pocas veces que habíamos ido a comer a la casa de los vecinos, mi padre siempre nos consentía con un chocolate con almendras.

Y mi madre todas las mañana me dejaba una cartita que decía "Espero que tengas un lindo día hija".

Ese mismo día, si bien habíamos transcurrido en silencio. Phoenix comenzaba a acercarse un poco más, comenzaba a conocerlo y a conocer más Etherea.

— Todo lo que tocas, deja de ser malo —Dijo asombrado por mi poder

Mientras comenzaba a jugar con las mariposas a mí alrededor.

—La verdad, te debo una. —Dijo —Me salvaste una vez.

—Creo que fueron dos veces —Dije con una sonrisa

—Tal vez —Respondió mientras se acercaba más a mí.

Por un instante, nuestras respiraciones se combinaron. Estaba a centímetro de mí.

Pude notar como sus ojos miraban mis labios. El ambiente se había puesto cálido y todo nuestro alrededor resplandecía entre las hadas.

Mis nervios me ganaron, entonces decidí alejarme.

Comencé a observar como las mariposas generaban un torbellino que eso hacía que Phoenix y yo estemos más cerca.

—Creo que están queriendo decir algo — Dije nerviosa

—Muchas veces la luz que nos guiara y nos acompañara toda la vida, esta un paso de distancia. —Aclaro mientras ignoraba todo nuestro alrededor

—Mi magia estos días ha seguido creciendo y tengo mucho miedo de perder el control

—Eso justamente es lo que debe pasar

—¿Por qué lo dices? — Pregunte

—La joven de la que no se sabe nada, ella uso todo su poder para intentar destruirla. Ella gano, pero aún quedan muchas posibilidades si sigues practicando y practicando.

—Lo único que pude hacer fue hacer crecer unas flores. Phoenix, ni siquiera puedo volar, ni hacer nada con los 4 elementos. — Dije frustrada

—Eso es lo que crees, canalízalo y deja tu mente en blanco —Sugirió

Calme absolutamente todos mis pensamientos, dejando la mente en blanco.

Un poder distinto e imponente a otros que había practicado estos días, comenzó a brotar dentro de mí.

Sin chasquear las yemas de mis dedos y solamente meditando. Trataba de concentrarme y no pensar en nada más.

Una luz brillante pude sentir tocar mis manos, similar a la estrella que me había regalado Phoenix.

No deje que el miedo segara mi concentración y comencé a elevarme lentamente, Deje que mi cuerpo se mantuviera relajado.

Hasta que decidí abrir los ojos, podía ver todo Etherea.

Los bosques de diferentes colores, el castillo oscuro de los Guardianes del Éter, la zona donde se encontraba el nido de los dragones. Nadie lograba verte.

Comencé a buscar con la mirada a Phoenix y eso hizo que me distrajera y cayera, aunque unos brazos lograron salvarme de aquella posible caída.

—Fue un muy buen intento, sabes. Debes mejorar —Dijo a centímetros de mis labios

—¿Me ayudaras?

—Quizás haga algo más que eso —Dijo

Levante mi rostro hacia donde se encontraba su mirada, y pude ver el resplandeciente brillo en sus ojos que tanto me gustaba, brillaban con una mezcla de emoción y ternura. Nuestros labios comenzaron a encontrarse, de manera suave y delicada. Fue como si el mundo se desvanecería hacia su alrededor dejando solo la dulzura de su cálido beso. El tiempo pareció detenerse mientras me perdía en ese beso, como si lo hubiera esperado hace mucho tiempo. Me gustaba Phoenix y mucho. Estábamos compartiendo un instante de intimidad y conexión que trascendía cualquier otra cosa en el mundo. Mientras a nuestro alrededor giraban en un torbellino las hadas.

Y cuando finalmente se separaron, nuestros corazones latían al unísono, sabiendo que ese beso había marcado el comienzo de algo hermoso y eterno.

Los Colores Del Destino: Un Mundo MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora