Capitulo 9

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Ese mismo día, aun seguíamos en el castillo de los Guardianes del Éter. Quizás para protegernos de cualquier posible peligro o al menos eso había decidido Phoenix. Estas horas se había comportado de manera diferente, es decir, me cuidaba demasiado aunque no sabía porque.

El castillo oscuro tenía una sección oculta en una de las azoteas donde podías observar todo el mundo de Etherea, usualmente los Guardianes no permitían que ningún extraño subiera a ese piso superior. Mientras observaba aquel paisaje notaba que era muy diferente y alucinante a la realidad que había vivido toda mi vida.

Estaba repleto de bosques teñidos de diferentes colores algunos más claros, otros más oscuros, de lejos podías observar otro castillo pero muchísimo más grande que el de los guardianes. Además, merodeaban las hadas por todos lados, y por lo Phoenix me había comentado había una zona de Etherea que se había vuelto muy peligrosa, aunque no lo creía. ¿Por qué algo tan maravilloso sería peligroso no?

Mientras contemplaba la belleza de aquel paisaje con vista a un horizonte, pude escuchar los pasos de Phoenix acercándose, y luego se situó a mi derecha contemplando lo mismo que yo.

—Sabes, mi madre siempre ha contado acerca de la profecía cuando era niño, así como tú no creía en esas historias — Dijo cambiando la mirada hacia mi — Y debo pedirte disculpas por como reaccione, apenas te conozco, pero fue muy nuevo enterarme lo que ellos dicen. —Dijo lamentándose

— No tienes de que disculparte, honestamente puedo esperar sorpresas viniendo de un mundo lleno de magia —Respondí

— Por lo visto estas empezando a creer, te voy a mostrar algo —Dijo mientras que con una de sus manos, una luz ilumino su palma como si fuera una luciérnaga pero mucho mayor —Esto que ves, es una estrella. — Afirmo

El momento se volvió mágico, Phoenix realmente tenía una estrella en sus manos, no sabía realmente que poderes tenia pero estaba maravillada. Nadie imagina que alguien nos bajaría una estrella alguna vez.

—¿Cómo puedes hacer eso?— Pregunté

—Ten, es un regalo que te va acompañar siempre a donde sea que estés —Me entrega la estrella en mis manos

—Ten, es un regalo que te va acompañar siempre a donde sea que estés —Me entrega la estrella en mis manos

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Realmente podía sostener aquella estrella con mis manos, y luego se esfumo rápidamente. No dejaba de sorprenderme con los gestos que él tenía conmigo sin razón, realmente era una extraña aun para Phoenix. Nuestras miradas habían vuelto a encontrarse mientras sostenía la estrella antes, no sabía si era el brillo en sus ojos, su forma de ser, su sonrisa, pero había algo en el que me gustaba y a la vez me resultaba misterioso. Como si el cielo iluminara mas nuestro encuentro.

—Seguramente has tenido regalos mejores que este

—Créeme que no hay nada más hermoso que esto —Dije con una sonrisa de oreja a oreja y mis ojos que brillaban.

Minutos más tarde, una nube de oscuridad tapo totalmente el paisaje que habíamos estado contemplando, la armonía, y la calma ya no eran una opción.

Aunque estaba sintiendo Phoenix y yo estábamos empezando a tener una conexión profunda, me ilusionaba mucho encontrarme en algún momento de mi vida con un chico así.

Los sonidos que provenían de un dragón acercándose hacia nosotros interrumpen la calma nuevamente, el ambiente se empezaba a ponerse tenso y oscuro. Phoenix y yo nos encontrábamos escondidos en la misma azotea donde sabíamos que no nos iba a encontrar.

Los dragones llegaron hacia el castillo de los Guardianes del Éter junto con una voz que me resultaba familiar.

—¿Qué saben de ella?

—Bajo el resplandor de una luna hechizada y el brillo de las hadas, una joven traspasó el umbral hacia un mundo donde los bosques guardan secretos encantados y los dragones reposan en la penumbra, esperando el susurro de su nombre —Respondió mentalmente uno de los guardianes

—¡Ardera todo! —Dijo enfurecida mientras se retiraba del salón — ¡Creí que había más tiempo, vámonos! — Ella y el dragón montaron su vuelo alejándose de donde estábamos. O eso suponíamos.

En ese momento de tensión pude sentir como Phoenix me había tomando muy fuerte de mi mano, comenzamos a salir de donde estábamos, ya que el castillo de los Guardianes del Éter ya no era seguro.

Mi mente no dejaba de pensar en aquella mujer, había algo en ella que me resultaba muy familiar, su voz quizás. Evidentemente debíamos irnos nuevamente, podía notar la inquietud en el rostro de Phoenix, eso no era nada bueno.

—¿Quién es esa mujer, Phoenix?

—Una mujer que lleva un largo tiempo creando caos en este mundo, pero no debía enterarse de eso, así que vámonos. Conozco otro lugar no muy lejos de aquí.

Phoenix tomo mi mano esta vez para guiarme, pero al salir del castillo, nos encontramos con la mujer que habíamos escuchado anteriormente.

—No puede ser —Dijo Phoenix

—Vaya, habría creído que serias más astuto que tu hermana, pero no. —Dijo ella sonriendo maliciosamente

—Pero...Creí que estabas en... —Dije anonada por la mujer que tenía enfrente mío 

Los Colores Del Destino: Un Mundo MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora