16 | una noche a escondidas

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Jeongin se detuvo frente a las imponentes puertas del instituto, su mochila colgando despreocupadamente sobre un hombro. Estaba a punto de dar un paso hacia su rutina diaria cuando una mano firme lo agarró, arrastrándolo hacia un callejón cercano. Su corazón dio un vuelco, y por un instante, el miedo se apoderó de él. Pero entonces, una voz familiar rompió el silencio.

—Si te mueves, te robo un beso —amenazó la voz con un tono juguetón.

Jeongin rodó los ojos, reconociendo la travesura en esas palabras. Con un empujón firme, se liberó y se enfrentó a su captor.

—Hyunjin, ¿no puedes ser normal por una vez? —preguntó, aunque una sonrisa traicionera se dibujaba en sus labios.

—¿Y perderme la oportunidad de ver esa expresión en tu cara? Eso es parte de mi encanto —replicó Hyunjin, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Jeongin no pudo evitar carcajearse un poco ante la respuesta. Hyunjin siempre tenía una manera de hacerle olvidar sus preocupaciones, aunque fuera solo por un momento.

—¿Quieres acompañarme a algún lugar? — preguntó Hyunjin, cambiando el tema con suavidad.

Jeongin frunció el ceño ligeramente. —La última vez que nos escapamos, terminó mal — recordó, pero la curiosidad brillaba en sus ojos.

—Esta vez será diferente. Hablé con Félix, y él cubrirá por ti, diciendo que estarás en su casa —aseguró Hyunjin, y algo en su tono convenció a Jeongin.

Con una sonrisa, Jeongin asintió. —Está bien, ¿pero qué tienes planeado?

Hyunjin le guiñó un ojo. —es una sorpresa.

Ambos subieron al auto de Hyunjin, el motor cobró vida con un ronroneo suave, y se alejaron del instituto. Jeongin miró por la ventana, la emoción burbujeando dentro de él. No importaba a dónde lo llevara Hyunjin; sabía que seguramente valdría la pena.

El viaje transcurrió en un silencio cómodo, solo interrumpido por el suave zumbido del motor y el ocasional murmullo del viento. Jeongin miraba por la ventana, perdido en sus pensamientos, hasta que Hyunjin rompió el silencio.

—¿Qué quieres estudiar?, queda menos de tres meses —preguntó Hyunjin, con una mirada curiosa.

—Teatro —respondió Jeongin sin dudarlo. —Pensé que era obvio.

Hyunjin asintió con una sonrisa. —Serás un gran director algún día, la obra está saliendo bastante bien así que — dijo, y Jeongin no pudo evitar sonrojarse ante el cumplido.

—¿tu que  quieres estudiar?, tienes una beca deportiva ¿No?

—¿Como sabes?

—Yo también se cosas de ti Hwang Hyunjin... ¿Por qué no la tomas?

—Tambien quiero estudiar arte...

—Ya veo, pues haz lo que te haga feliz. No te detenga —Hyunjin quedó pensativo en aquello sin embargo no siguieron con el tema.

Finalmente, llegaron a su destino. Era un lugar apartado, con una vista despejada del cielo y que los rayos del sol impactaban. Se acomodaron sobre el capó del auto, mirando hacia  la nada, mientras simplemente dejaban que los rayos de sol chocaran con ellos.

En un momento de valentía, Jeongin se aventuró a preguntar, —¿Con cuántas chicas has estado?

Hyunjin se encogió de hombros. —No llevo la cuenta, —admitió.

—¿Tantas son?

—No yo... No es como si me pusiera. Contarlas ¿sabes?...

—¿A qué edad perdiste tu virginidad?

Romeo y Jeongin | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora