¡Juventud, divino tesoro,
ya que te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña en este
mundo de duelo y aflicción,
observaba como el alba pura,
sonreía como una flor.
Era su cabellera oscura
hecha de noche y de dolor.
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Beatriz © (en edición)
PoesíaRecopilación de poemas, cartas de amor y reflexiones de una persona muy excepcional.