Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía
pensando en el triste día
que pronto amanecerá,
en silencio gime el reo
y el fatal momento espera
en que el sol por vez postrera
en su frente lucirá.
Un altar y un crucifijo,
y la enlutada capilla
lánguida vela amarilla
tiñe en su luz funeral,
y junto al mísero reo,
medio encubierto el semblante,
se oye el fraile agonizante
en son confuso rezar.
El rostro levanta el triste
y alza los ojos al cielo ;
tal vez eleva en su duelo
la súplica de piedad:
¡Una lágrima! ¿Es acaso de
temor o de amargura?
¡Ay!¡A aumentar su tristeza
vino un recuerdo quizá!
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Beatriz © (en edición)
PoesíaRecopilación de poemas, cartas de amor y reflexiones de una persona muy excepcional.