Palabras o solo sentimientos

Ella

Todo lo que hace latir el corazón es hermoso, ridículamente mágico. Una brisa, un libro, una flor, un amor. O simplemente ella. Sí, ella.

No era perfecta, pero como la amaba. Y cuando esos ojos dulces, que alguna vez me brillaron, susurraban mimos y ternuras, enamorándome, yo me ahogaba en el silencio. En ese instante, ella alcanzaba la inmortalidad.

Solo mirándolo uno mismo sería capaz de enterar mi lógica absurdamente perfecta del concepto, del cómo unos labios se transforman en mi lugar favorito, y el porqué del decir que mi Mayo tiene días de Septiembre.

Su ir y venir como las olas, dejan a este pobre marinero a la deriva de sus pensamientos. A veces capitán, mayormente náufrago.

Ahora, me es más que triste y lamentable mirar el cielo. Hace mucho que no hay luna, y la noche ya no es la misma. El timón no va marcando el rumbo, las estrellas dejaron de brillar. Una vez al día el mar te recuerda. Incluso ella se pone a llorar.

Me dolió su despedida, pues a diferencia de otras, ésta si parece para siempre. Si tan solo fuese valiente, o quizás un poco más estúpido, yo se lo diría. Le mandaría un "Te extraño", uno con sabor a "Te amo".

Tal vez el odio sería la respuesta oportuna para olvidar, pero yo sigo amándola y, eso no va a cambiar. Su frialdad no me quema porque mi corazón arde más. La quiero, hasta donde el pensamiento pueda llegar. Suyo una vez, suyo toda la vida, y quizás más.

El adiós no es el final, pero es necesario para una mejor reunión cuando finalmente nos volvamos a encontrar. Aún si no la busco, si no le escribo, como yo la pienso, tan llena ella de recuerdo.

En el futuro y en el pasado, siempre, siempre la he amado. Soy y seré su poeta, su escritor perverso, pues la elegí a ella. Mil veces ella.

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Mil veces tú

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