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Llevaba cinco días en Miami, cuatro desde que entre a la habitación de Ximena y esta era mi primera vez observando todo detalladamente

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Llevaba cinco días en Miami, cuatro desde que entre a la habitación de Ximena y esta era mi primera vez observando todo detalladamente.

Era una habitación muy bonita y ordenada, había un librero lleno de todo tipo de libros, tenía tres ediciones de la saga de Harry Potter, la segunda saga de Cazadores de sombras y todos los libros de Bridgerton además de Mujercitas y Orgullo y Prejuicio. Sabía que adoraba leer pero no sabía de su obsesión por libros de época, reí al ver que tenía el de Sangre y Fuego aún en su empaque.

Había una colección de funko pops de los equipos en los que Leo Messi estuvo, algunos álbumes de One Direction y Taylor Swift, versiones de cardigans de Taylor, una camiseta del Barcelona firmada por los futbolistas, un armario alado del librero que ocupaba lo que restaba de la pared, una televisión enfrente de la cama matrimonial y un escritorio.

Con ver su habitación me di cuenta lo mucho que le gustaban los colores pasteles, las margaritas y las abejas... tal vez se llevaría bien con Sebastian, hablaré con Christian para presentarlos en algún momento.

Su habitación que antes olía a ella ahora también se había mezclado con mi perfume y me agradaba esa sensación.

Estaba por acostarme en la cama cuando una pequeña pizarra con un sinfín de fotografías llamo mi atención: en la mayoría de las fotos salía Pato y Elba pero una de ellas llamó más mi atención. Era ella de niña, tal vez unos siete años, usando una camiseta de Flash, con un short de mezclilla y dos coletas parada frente al letrero de Six Flags.

Alcé mis cejas curioso pero seguí viendo las fotos de ella en los últimos cuatro mundiales, siempre usando la camiseta de México y una sonrisa de orgullo en sus labios, había otra en el Camp Nou con la camiseta de Neymar y otra de ella usando el uniforme del club favorito de Checo, del América, tenía tal vez unos catorce años, en sus manos tenía un trofeo de primer lugar y sus ojos estaban brillando por las lágrimas que retenía con una gran sonrisa.

Sabía que Ximena amaba el fútbol pero no que lo adoraba tanto. Quise seguir curoseando pero la puerta se volvió a abrir dejándola ver, lucía muy estresada.

—Maxie, tenemos un problema.

— ¿Qué paso? —me acerqué a ella preocupado.

La agarre de las mejillas dándole un corto beso en su nariz.

—Julián, uno de mis hermanos mayores, está en la ciudad y al parecer se va a quedar un buen rato aquí —no pude evitar hacer una mueca, por lo poco que sé es que la relación con su familia es complicada—. El problema es que tu y yo no podemos hacer nada de nada enfrente de el.

— ¿Por qué?

—Ammm... —me di cuenta que se perdió un poco—. Porque te odia, es demasiado patriótico y ama a Checo.

WILDEST DREAMS | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora