Capítulo 9: El objeto.

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Recibí una llamada de Thomas a las 8 de la mañana, informándome que algo similar a lo que ocurrió en Atalaya había ocurrido de nuevo, pero esta vez el destino del viaje era aún más lejano. Durante el vuelo, nos proporcionaron información sobre la ciudad a la que íbamos, su población y otros datos. Notamos que esta ciudad tenía una población mayor que las anteriores y que los incidentes estaban teniendo lugar en diferentes continentes. Si nuestras suposiciones eran correctas, los siguientes destinos serían América u Oceanía. También preguntamos si había habido algún suministro de vacunas, pero la respuesta fue negativa. Fue en ese momento que nos dimos cuenta de que tanto los delincuentes como Hugo habían dicho la verdad.

"Sabía que Hugo estaba diciendo la verdad. ¿Por qué no me crees, al menos a mí?" Le pregunté a Thomas.

"Te creo a ti, pero no confío en él."

"Tal vez esa sea la razón por la que se ha ido."

"¿Cómo que se ha ido? Tenías que controlarlo."

"Me dejó una nota de despedida. Ahora entiendo todo, probablemente escuchó nuestra conversación."

"Entonces, te mintió; sí que habla inglés."

"Es posible. Tendré que hablar con él. Cuando aterricemos, lo llamaré."

El viaje duró unas 14 horas, pero no resultó tan pesado ya que nos ofrecieron viajar en primera clase. Tal como le había prometido a mi hermano, llamé a Hugo, pero esta vez comencé a hablarle en inglés.

"Hola, Hugo. Quería saber dónde estás, estoy preocupada." 

"No entiendo, ¿me puedes hablar en español?"

"Voy a seguir hablando en inglés porque sé que me entiendes, así que no te hagas el tonto."

"Vale, es cierto, sé hablar inglés. Lo siento por haberos mentido."

"¿Por qué lo has hecho?"

"Para que pensarais que no os entendía, así si hacía algo mal, lo sabría. Además, no quiero ir a la cárcel, así que mi primer instinto fue huir."

"Me mentiste; confié en ti." 

"Ya lo sé, lo siento muchísimo. ¿Qué quieres que haga?" 

"Entregarte."

"No puedes pedirme eso."

"Sí que puedo. Si no estás con nosotros, eres un fugitivo. Así que lo mejor será que te entregues hasta que volvamos. ¿Confías en mí? Pues hazlo."

No quería que contestara a esa pregunta; solo esperaba que hiciera lo que le dije. En ese momento teníamos que centrarnos en ese atentado.

Según los forenses, las víctimas mostraban los mismos daños que en ocasiones anteriores. Pero esta vez había algo diferente, un objeto. Según las noticias, lo trataron como si fuera un meteorito para no asustar a la gente.

Parecía que lo había hecho algún ingeniero experto. Cuando unos especialistas lo abrieron, nos informaron de que tenía un depósito de gas. Eso significaba que las personas se infectaron por vía aérea. Además, parecía que estaban intentando expandir su radio de acción para infectar a más personas. 

Después de un tiempo, los perros policía se encargaron de buscar si había supervivientes, y afortunadamente, se encontraron a tres familias escondidas en un búnker. Esto verificaba nuestra hipótesis.

Todavía quedaba por investigar quién estaba detrás de estas masacres. El objeto debió caer desde el aire, por lo que se informó a las ciudades que podrían ser el próximo blanco para que estuvieran atentas al cielo, especialmente por la noche, y que informaran de cualquier irregularidad.

El caso estaba casi cerrado, y lo malo era que se debía sacrificar una última ciudad. Nueva York no estaba en la diana, ya que tenía demasiados habitantes. Me sentí aliviada por no tener que decirle nada a Hugo, porque sabía que no le pasaría nada. Pero a la vez, me sentí egoísta por solo pensar en mi propio bienestar y no tener en cuenta que otra ciudad pasaría por esa situación.

Una vez que Thomas terminó de hablar con todos, decidimos regresar a Nueva York al día siguiente. Además, Thomas quería contarle los avances a Isabel en persona, y no estábamos siendo de mucha ayuda en el lugar.

Cuando llegamos, Thomas recibió una llamada. Parecía estar hablando con una comisaría de policía, y al terminar, me contó que Hugo se había entregado. Fui a la comisaría a las 5, y después de hablar con el inspector jefe, lo liberaron. Además, mi hermano conocía a casi toda la ciudad, lo que fue bastante positivo. Aunque seguía molesta, después de enterarme de que había tenido que dormir en una celda, sentí que al menos le debía un café.

"Lo siento de verdad, ya he hecho lo que querías."

"Pero me engañaste."

"Y lo sé, esperaré todo el tiempo que necesites para que vuelvas a confiar en mí."

Después de tomar el café, caminamos en silencio de regreso a mi apartamento, y cada uno se retiró a descansar sin decir una palabra. Realmente quería resolver las cosas, pero también quería ver si podía volver a confiar plenamente en él.

¿Puedo confiar en ti?Where stories live. Discover now