Tomo mi mochila y salgo de la habitación.
—Buen día —le digo entre dientes a la vieja bruja que se hace llamar "abuela", cuando tomo asiento en el comedor.
Los sirvientes no tardan en aparecer y querer empezar a hacer todo por mi.
—Puedo hacelo sola —les hago saber en un murmullo.
Obedecen, dejando de untar los panecillos, servir la leche, revolver el té y colocar platos y platos de comida frente a mi como sí fueran a alimentar a un ejército.
Ya puedo desayunar.
Tomo un plato y me sirvo un panqueque con mantequilla y queso; mucho queso.
—Muy buenos días, abuela —canturrea María Dolores, cuando hace acto de presencia—. Muy buenos días para tí querida prima —se dirige a mí.
Me quedo en silencio y continuo con mi desayuno.
—¿Donde están tus modales, Adelaida? —gruñe la vieja bruja al ver que no respondo.
No comprendo su afán por llamarme por mi segundo nombre.
—Hola, prima —le respondo el saludo, antes de llevarme otro trozo de panqueque a la boca.
Delicioso.
Una estúpida sonrisa se aloja en el rostro de ambas.
Me doy prisa, no quiero que me caiga mal la comida.
Termino y me dispongo a marcharme, pero la llegada de mí progenitor me lo impide.
—Buenos días, Taiana —me saluda, dejando un sonoro beso en mi mejilla—. Buenos días, madre —y hace lo mismo con la vieja malévola y su discípula.
Me levanto y tomo mi mochila.
—Adios, padre.
Pero para mí desgracia choco algo en el proceso, alguien para ser exacta.
—Hola, Taiana —me saluda Guillermo con una sonrisa.
Le sonrío de vuelta y me dispongo a emprender la retirada.
—Un momento, hija —me llama, ya sentado frente a María Dolores—, debo notificarles algo y quiero aprovechar que están todos presentes.
Y ¿ahora qué?
—¿Qué sucede, Édgar? —habla su decrépita madre—. Me estás preocupando.
Y a mí me esta impacientando.
—Padre, date prisa.
El sonríe y suelta la sopa:
—Este fin de semana viajaremos a Galés, celebraremos el importante logro empresarial que hemos tenido a nivel mundial —empieza a explicar con evidente orgullo—. Además, quiero presentar de manera oficial a la legítima heredera de todo lo que me pertenece —me mira y sonríe con amplitud—. Quiero que empieces a relacionarte con tu futuro, Taiana.
Las mirada llena de odio que me lanza María Dolores es suficiente para hacerme tragar saliva.
Lo que me faltaba...
Doblo en el pasillo que está a mi derecha, y llego con éxito al área de los casilleros.
Introduzco una corta pero complicada combinación en mi casillero y saco un par de libros; uno de historia y el otro de física.
Entro al aula Q-45.
Me siento en mi pupitre y me limito a observar por la ventana; plenamente consiente de que soy observada por mis compañeras.
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Taiana
Romance"Dicen que puedes sacar al hombre de la calle, pero nunca que podrás sacar la calle del hombre". Y es totalmente cierto. Yo lo viví a flor de piel. Nací y crecí en un lugar al que mucha gente le teme y que nadie quiere conocer. Las favelas de Río de...