𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 1

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𝙽𝚘𝚝𝚊: AÚN ES DOMINGO (EN MI PAÍS) NO ES TARDE. JAJA

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Heizou cerró la carpeta hecha jirones sobre este caso de hace varios años, puede decir siglos si no estuviera tan loco (o si al menos hubiera leído la ilegible fecha en los documentos), pero había algo nuevo en el rostro del detective que hace un par de horas estaba ansioso por ver casos salidos de una máquina del tiempo. Él tenía una mueca de asco completo.

—¿Qué clase de cuento malo es este? Hasta las novelas baratas de preadolescentes son mejores que esto. —Con la caja nueva en la que se tomó el tiempo de organizar estos documentos, Heizou se dirigía a la bóveda de donde saco estas cosas. El mismo lugar el cual se supone, tiene prohibida la entrada—. Hay que devolver esto antes de que la Srta. Kujou se dé cuenta.

—¿Qué yo me dé cuenta de qué? —Al igual que un animal silencioso, Kujou Sara, la nueva jefa de la comisaría Tenryou que llegó hace unos días, esperaba a Heizou a metros de la bóveda—, sigh-… Parece que el detective estrella no sabe seguir las reglas, —Con un acercamiento hacia el hombre más bajo, Sara agarró sin mucho apuro la caja que traía entre manos.

—Buenos días… Srta. Kujou… —Las palabras luchaban por salir de su garganta, la última vez que tuvo una charla con esta mujer fue antes de que ella tomará el cargo de jefa suya. Exactamente, una pelea clandestina por parte de la comisaría fue su primer encuentro (y él agradecería que hubiera sido el último)

Sara apenas lo miró. Ella revisó cuidadosamente que todo estuviera en orden en esa caja, cuando terminó pudo devolverle con mucho gusto el saludo a su subordinado: —Buenos días, detective. ¿Acaso no ha escuchado su acceso restringido a documentos como estos? ¿Cómo consiguió la autorización? —Ella no se fue con rodeos preguntando sin previo aviso y acorralando a Heizou con sus palabras.

—Y no sabe lo mucho que me arrepiento de haberlos tomado. ¿En serio, un caso así de inconcluso? He visto cuentos infantiles con mejores desenlaces. ¿Cuánto tiempo tiene? ¿Diez, veinte años? No pude ver la fecha.

—Quinientos. Tiene quinientos años este “infantil” caso. —Sus palabras callaron la boca ajena. Sara, con caja en mano y órdenes salidas de su boca, comenzó a caminar hacia un mejor lugar para esconder esto—. No tengo ni la más mínima idea de cómo consiguió esto, se supone que debía estar bien guardado.

No obstante, el tipo que se supone debe estarla siguiendo para escuchar de inicio a fin sus palabras “hirientes” tenía un revoltijo en la cabeza por esas frases dichas por su jefa.

—Qui-quinientos… —balbuceó de manera estúpida posando sus ojos en la mujer que está bastante lejos de él—, ¿cómo se ha resguardado algo así? ¿Se ha usado alguna magia sacada de película o algo parecido?

Sara no lo escuchaba. No, ella quería arrancarse los oídos y no escuchar lo susurros estúpidamente altos del detective estrella que tiene la comisaría. Tener que ignorarlo es más difícil que esconder casos que no quiere que resuelva por motivos personales.

—Es un caso bastante viejo… Es como si alguien lo hubiera guardado en lo más oscuro del lugar y luchado por mantenerlo con vida por razones desconocidas… —Por lo general, Heizou no hablaba en voz alta sobre sus planes, sin embargo, había algo que le picaba. Su intuición le rogaba actuar como un imbécil frente a su jefa.

“Ha parado la caminata… Hombros escondidos y uñas enterrándose en la caja que guardé especialmente para esos documentos más viejos que mis antepasados… Mordió el cebo”.

Kujou se repetía una y otra vez en su cabeza: “Este tipo debe estar bromeando, intenta usar la simple lógica conmigo…”. A pesar de ser un prodigio en el entorno del combate, Sara no era de las mejores estrategas; no tenía un plan de contingencia si esto sucedía. La paciencia de esta mujer es mínima comparada con el ingenio de Heizou, no sabe como él es capaz de hacer que todo giré en torno a sus propios fines, pero ella cayó redondo en su pequeña charla consigo mismo.

𝐌𝐚𝐫𝐢𝐨𝐧𝐞𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐂𝐚𝐫𝐧𝐞 (𝐇𝐞𝐢𝐬𝐜𝐚𝐫𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora