𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 5

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Aquellas palabras hicieron corto en la cabeza de Heizou. Claramente lo escucho de Scaramouche, él hace parte de un pasado bastante largo... Recordándole a cada rato que, hace unas horas, Heizou leyó un caso muy relacionado a todo esto. 

—¿Tienes 500 años?

—No es algo que te incumba.

“Ugh-... ¿Cómo voy a saber de estas cosas si no cooperas? —Con una mueca obvia, Heizou supo que más o menos era verdad lo de su edad—. ¿Debería tratarlo con respeto? No, no se lo merece...”

Frente al momento demasiado silencioso e incómodo al mismo tiempo, Scaramouche no pudo soportar tener a alguien encima suyo.

—¿Te vas a levantar o no? ¿Acaso eres de esos locos que les gusta hacer cosas con extraños? —No estoy tan loco... Quiso decir el detective, pero la cara que tiene Scara bajo suyo le hizo replantearse su siguiente respuesta.

—Estás cambiando de tema aun cuando no he preguntado nada. Eso le resta puntos al momento, —El detective acerco su rostro más hacia la marioneta. Respondiendo su intento barato de hacer que se enojara—; por lo general soy alguien que se deja llevar mucho por sus sentimientos, pero eso no me hace enojar porque ya lo estoy... Además, deseo saber que es lo que está manchando tu cara...

Heizou soltó la manga que mantenía su mano mojada, intentando tocar en la oscuridad la cara de Scaramouche. Sin embargo, antes de que sus dedos tocaran alguna parte de esta, unos dientes atraparon dos de sus dedos, masticando con enojo y locura tal parte. Ese movimiento no solo tomó por sorpresa a tal punto de casi sacarle un grito, sino que una persona externa a la escena fue quien irrumpió el momento.

La puerta que se mantenía abierta rechinó por la leve fuerza de la persona que estaba afuera, ella, con una voz cansada y pasos arrastrantes llamó a Heizou:—Oye Heizou, ¿por qué todo está tan oscur-...?

Kano Nana se quedó congelada ante la escena. Su primo, Heizou, quien es la última persona a quien ella cree “alguien con sentido correctamente propio” se encontraba en una pose incómoda frente a otro individuo que está herido en todo el sentido de la palabra. No obstante, en vez de preguntar o algo parecido en referencia al drama mental que se está creando en segundos, ella devolvió ese pie que pisaba la entrada hacia afuera y cerró la puerta con fuerza.

“Yo no he visto nada... Yo no he visto nada... —Se decía varias veces mientras escuchaba un forcejeo bastante fuerte dentro de la casa—. No, he visto de todo... Él me debe una explicación”.

Arrepintiéndose rápidamente de su decisión pasada, Nana quiso volver a abrir la puerta y enfrentar adecuadamente la situación, ¿era por esto que su primo no contestaba las llamadas luego de saber esa noticia de última hora que la mantuvo preocupada por ser bastante cerca de su lugar de trabajo? Ella desea golpearlo, gritarle y, por último, verificar si estaba bien porque de todas formas es un ser humano como cualquier otro.

Desgraciadamente, ella olvidó una última cosa; la misma que debió tener en mente antes de cerrar esa puerta con la fuerza suficiente como para trabarla. Olvidó que sus órdenes de la tarde fueron: “Dejé mis llaves en casa, deja la puerta entreabierta...”, así que si, Kano Nana debe esperar a que su primo, que parece estar en una pelea campal con alguien dentro de la casa, se digne por abrirle la puerta.

—Ha... esto es el colmo... —Con la frente pegada en la madera fría Nana se detuvo a tocar la puerta un par de veces, escuchando nítidamente como dentro se calmaba todo... gradualmente.

𝐌𝐚𝐫𝐢𝐨𝐧𝐞𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐂𝐚𝐫𝐧𝐞 (𝐇𝐞𝐢𝐬𝐜𝐚𝐫𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora