Las copas de los árboles una vez más se agitan furiosas sobre nuestras cabezas, dejando entrever pequeños fragmentos de un cielo gris y turbulento que anuncia que una tormenta se acerca.
Un trueno rompe el silencio del bosque, haciendo eco demasiado fuerte como para ser ignorado. Con esa advertencia volvemos nuestros pasos de nuevo hacia el edificio de entrenamiento. Adentrándonos otra vez en los vestidores, pasando también por las duchas, hasta que finalmente estamos listos para marcharnos.
En el camino, no me pasan inadvertidas las extrañas miradas de quines deambulan cerca de mí, así como tampoco sus increiblemente bajos susurros, o sus risitas socarronas.
La atención nunca me ha sido extraña y menos en un lugar como éste, aparte de un par de alfas y algunos betas, la mayoría aquí son deltas, antiguos y futuros soldados al servicio de la manada y la familia y yo, a su vez, soy el futuro alfa de Arrowclaf y próximo líder de la Casa Principal, por lo que no es de extrañar que varios pares de ojos me sigan de vez en cuando; sin embargo, esto es diferente. No son las miradas de respeto o de admiración a las que estoy acostumbrado, por supuesto que no. Son miradas altaneras, acusadoras, algunas incluso un tanto… burlescas.
En el fondo creo saber cual es la razón detrás de ellas y aunque la parte menos sensata y racional de mí quiere darse la vuelta y apretar algunos cuellos, no lo hago. Porque sé que eso es lo que buscan y no estoy dispuesto a darles ese gusto.
Por eso sigo caminando como si nada, con mi hermano a mi costado al parecer muy consciente de todo. Lo sé por sus hombros tensos, por sus puños apretados y el ceño fruncido adornando su frente. Aun así, tampoco dice ni hace nada al respecto. Aunque no lo parezca, Ryker es el más sensato de los dos y comprende muy bien el porque una pelea en medio de tantas personas no le haría mucho bien a mi imagen.
Al final hago tan bien mi trabajo ignorandolos a todos que incluso me felicito a mí mismo. Sin embargo, cantar victoria justo antes de la meta nunca ha sido buen augurio y hoy por lo visto iba a comprender en primera fila el porqué.
Poco antes de alcanzar la enorme puerta de roble en la entrada, una carcajada seca y carente de humor corta de golpe el agradable silencio. Aun así ni Ryker ni yo nos detenemos en ella, fingiendo que el asunto no tiene nada que ver con nosotros.
Al dueño de aquella horrible risa no parece gustarle nada nuestra desinteresada actitud, pues a mis espaldas lo siento levantarse bruscamente de su silla, pateandola luego hacia un costado.
—Joven alfa, ¿como qué ya se va? Si aún es temprano, debería quedarse un poco más —hace una pausa y su voz adquiere un matiz desagradable—. Eso sí —se encoge de hombros y suelta una risa— ...si no tiene algo mejor con qué entretenerse, claro está.
El doble sentido en sus palabras viene acompañado de un coro de risitas bajas y mal disimuladas que, aunque intento evitarlo, me hacen hervir por dentro. Enterrando las uñas en las palmas de mis manos en un vago intento por mantenerlas quietas e ignorando la dura mirada de advertencia de Ryker me doy la vuelta.
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(A)NORMAL.
VârcolaciVaclaf es el primer y único hombre con designación Omega que ha existido en la manada y el pueblo no parece estar nada contento con eso. Se ha convertido en una vergüenza, el frágil blanco de burlas que ya nadie aprecia ni respeta. Morwen es el futu...