G. E. W. W.: D. E. M. |3|

412. He is the Ghost Emperor (1)

Se rumoreaba que el Emperador Fantasma era muy reservado y nadie había visto su rostro ni sabía su edad. ¡Solo sabían que su forma de manejar los asuntos era despiadada y aniquiladora!

Mucha gente supuso que la apariencia del Emperador Fantasma debía ser incomparablemente fea; de lo contrario, no se habría ocultado con una máscara. Desafortunadamente, lo que no todos anticiparon fue que el famoso Emperador Fantasma dentro del continente era en realidad la basura de la Familia Xiao.

La expresión de Xiao Lin pasó de cenicienta a blanca y de blanca a verde. Su envejecido cuerpo temblaba de frío bajo la ligera brisa.

Inconscientemente se obligó a rechazar las palabras de Lin Qiong.

¿Cómo podría relacionarse una basura con el Emperador Fantasma?

¡Esto era definitivamente imposible!

Sin esperar a que Xiao Lin hablara, Lin Yue, que estaba parada a un lado, no pudo evitar dejar escapar una risa. 

-Padre, ¿realmente crees en sus palabras? ¿Cómo podría ser esta basura el Emperador Fantasma? Ni siquiera tiene una pizca de fuerza, por lo que es aún más imposible para él hacer que un cultivador del nivel del cielo se someta a él y se convierta en su subordinado. Supongo que deben tener algún tipo de trato deshonesto. En cualquier caso, he oído que muchos hombres en el mundo secular son homosexuales y dado que esta basura es bastante guapa, debe haber usado su pene para lograr que este cultivador del cielo mienta por él y los haga a todos ustedes arrepentirse.

Sus ojos pasaron con desdén por Yun Xiao, y su mirada significativa aparentemente le decía a Yun Xiao que durante mucho tiempo había visto todo.

Lin Qiong se sorprendió tontamente. Tenía los ojos bien abiertos mientras miraba a Lin Yue, quien se creía infalible. Realmente no sabía de dónde vino el coraje de esta mujer para usar tal historia y calumniar a su Maestro. ¿Su cerebro se estrelló contra una puerta?

Xiao Yuqing no se recuperó de su asombro anterior cuando escuchó nuevamente las palabras de su madre. Asombrado, giró la cabeza y en su mirada fría había un rastro de interrogación. Sabía que a su madre no le agradaba Yun Xiao. Sin mencionar a su madre, ni siquiera a él le agradaba este hombre.

Sin embargo, nunca esperó que su propia madre dijera esas palabras en un lugar público con mucha gente. Esto no concordaba con su personalidad en los días anteriores, y un rastro de sospecha no pudo evitar surgir en él.

Lin Yue estaba claramente enojada hasta el punto de la locura. Definitivamente no permitiría que la familia Xiao creyera en las falsas palabras de este hombre, de lo contrario, perdería su posición en la familia Xiao en el futuro. Esta mentalidad la hizo destacarse y pronunciar palabras tan obstinadas.

-Lin Qiong. —justo cuando Lin Qiong estaba considerando cómo torturar a esta mujer, de repente se escuchó una voz tan aguda como un cuchillo detrás de él:— Eres demasiado apresurado.

Esta voz le hizo temblar por completo y respondió mientras temblaba. 

-Maestro...

La voz profunda y baja del hombre había revelado insatisfacción, provocando que una capa de sudor frío emergiera en la espalda de Lin Qiong, mientras todo su cuerpo temblaba incontrolablemente. Lin Qiong se mordió los labios y dijo: 

-Maestro, dame otra oportunidad. Resolveré bien este asunto.

-Lárgate.

La manera de hablar del hombre era incuestionable, lo que asustó a Lin Qiong hasta el punto de que se retiró apresuradamente.

-Hace diez años. —la mirada sombría de Yun Xiao cayó sobre el cuerpo de Lin Yue mientras hablaba inexpresivamente— Me arrojaste al Bosque Sin Retorno...

Todo el cuerpo de Lin Yue tembló. 

-¡Estás diciendo tonterías!

¡Ella absolutamente no podía dejar que nadie supiera sobre este asunto!

Sin embargo, era como si Yun Xiao no escuchara sus palabras mientras continuaba hablando:

-Diez años después, humillaste a mi mujer.

Aunque Lin Yue no saltó para humillar a Yun Luofeng directamente, había usado a Ling Yao para decir lo que quería decir. ¡Basándonos solo en este punto, Yun Xiao nunca la perdonaría!

-Independientemente de cómo me humilles, puedo ignorarte. Sin embargo, ¡nunca permitiré que nadie la intimide!