En las calles oscuras de Londres, por allá por el siglo XIV, se paseaba una figura masculina de delicados rasgos con un cigarrillo en la mano, era lo que decían los rumores. Cuando el trabajo de mensajero de Fred Porlock buscando personas en busca d...
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Perspectiva de Adeline
— Como me encantan los finales felices.
El viento golpeando sus mechones grises y sus orbes verdes mirando hacia el crepúsculo que se asomaba en el horizonte.
Mi recuperación tardó días (no hemos regresado a Londres por mis heridas) y aún así aún tengo marcas en la espalda.
Pero eso no me importa, al menos no ahora.
Leonard ha estado evadiendome desde el incendio en la mansión Dupin y yo solo lo busco para obtener respuestas (me las merezco)
— A todos nos encantan pero sabes que no venimos por eso — Contesto sentada en la barandilla mientras enciendo un cigarro.
Doy una calada y Leonard se queda observando el humo que ahora corre con el viento de la tarde.
En el río Sena hace frío.
— Adeline eres tan terca — Murmuró para si mismo pero aún así lo escuché.
Ya una semana desde el incidente. Ya una semana desde que empecé una vida libre.
Que emoción.
El encabezado del diario es el incendio en la mansión Dupin y como el jefe de la familia murió perjudicado por la fuga de gas.
Todo fue encubierto como su de un accidente se tratara.
— Robert estaba implicado en el tráfico de menores. Siendo este uno de los más influyentes en la red — Comenzó, hasta que al fin suelta la historia — Era preocupante la gravedad del asunto porque no era posible que a Robert lo encarcelaran por su dinero.
Tiene razón, es por eso mismo que William comenzó a asesinar nobles, para acabar con la corrupción.
Pasa lo mismo aquí en Francia.
— Pero en Francia no había alguien como él, William James Moriarty. Uno de mis allegados viajó a londres y se enteró de la mente criminal y como podíamos contactarnos con él. Fue cuando decidí actuar. Solo así llame su atención, londres también se veía involucrado. Además, quería matar dos pájaros de un tiro eliminando a Robert de tu vida.
— Adeline, yo fui quien inicio la fiesta a la que Robert no te llevó. Fui yo quien movió las piezas para que llegarás a londres y fui yo quien ayudó a que todos se dieran cuenta de que moriste. William con gusto te aceptó en el equipo ya que esa era la condición para ayudarte a ti y a mi. Hay muchas cosas que no sabes pero aún así estuviste implicada, lo siento.