CAPÍTULO-8 NATASHA

701 59 0
                                    

Natasha Sokolov

Lo que uno quiere de verdad, es lo que está hecho para uno; entonces hay que tomarlo, o intentar. En eso se te puede ir la vida, pero es una vida mucho mejor.

Mario Benedetti.

Empecé a tomar clases de ballet cuando tenía cinco años. También tomé clases de equitación y piano, me gusta mucho la música que suena a través de sus teclados, pero lo que se me quedó grabado en el alma fue la danza. Nunca me cansaba de ello. Iba a todas partes de puntillas mientras las melodías estaban en mi cabeza. Me encantaba tanto como respirar, además, era buena, a papá y mamá siempre les gustó verme bailar. El problema es que hay una diferencia entre ser buena y ser sensacional. Eso no me molesta en absoluto. El sudor, las ampollas, las uñas rotas; son tan comunes como los bultos que cargamos todos los días.

Muchas personas pueden ser buenas, pero solo un puñado de ellos pueden ser maravillosos. Las miles de horas de sudor y lágrimas es poco más de lo mismo; el abismo entre el talento y la genialidad es tan amplio como el Gran Cañón. Por desgracia, yo me encontraba en el lado equivocado.

Ha pasado un mes y medio desde mi encuentro con Kairo. No me ha buscado y cuando viene por Hana a la academia, no se baja del auto, solo lo veo observarme un par de segundos y apartar la mirada. He llegado a pensar que está molesto, pero no termino de entender por qué lo estaría, no le he hecho nada. Y ni siquiera sé por qué me preocupa si me dirige la palabra o no.

Hice un viaje rápido de ida y vuelta desde Nueva York a New Jersey para visitar a mi familia y regresar a la academia. Hoy tenemos una presentación en el teatro que augura un lleno total. No vi necesario decirle a mi familia, así que aquí me encuentro -sola- esperando que la función inicie. Mi corazón anhela ver y sentir cómo toda cobra vida. Hemos esperado esto por mucho tiempo, las practicas intensivas, el no poder dormir para que los pasos salieran perfectos, pero todo eso pasa a segundo plano a verme aquí, maquillada y con el vestuario listo, el escenario esperando por nosotros, las luces apuntadas hacia el telón, todo a la expectativa de la señal que abrirá el show.

Imagino que la familia de Hana estará sentada en primera fila, intento ignorar lo que eso significa y me concentro en la danza. La función que interpretaremos hoy es El Lago de los Cisnes, uno de los tradicionales ballets clásicos más conocidos en el mundo. Cada uno conoce sus papeles, yo represento a Odette, Bryan al príncipe y Hana hará de Odile.

El ballet cuenta la historia de Odette, una princesa cisne que al igual que sus amigas fue víctima del hechizo del brujo Rothbart. Hechizo que las condenaba a convertirse en cisnes durante el día y solo durante la noche, en las orillas del lago encantado, podían volver a su forma humana. El embrujo solo podía romperse con un juramento de amor eterno. Generalmente, suele representarse en cuatro actos, algunas veces se incluye un prólogo que cuenta cómo Odette se transforma en cisne en el bosque oscuro. Nuestra función inicia con el primer acto.

ACTO I
En el jardín del palacio, el príncipe Sigfrido celebra su cumpleaños. Los asistentes bailan un vals cadencioso (el más conocido del primer acto). La reina, madre de Sigfrido, acude a la fiesta y le regala a su hijo una ballesta, recordándole que ha llegado el momento de elegir esposa. La reina se retira acompañada de sus damas de honor, mientras los cortesanos bailan pas de trois y una polonesa para dar por culminada la fiesta. El acto finaliza con Sigfrido partiendo a la caza con sus amigos.

ACTO II
En un claro junto al lago, en el bosque, en una noche iluminada por la luna. Sigfrido se separa de sus amigos y se encuentra con una doncella de gran belleza que le pide que interrumpa la cacería, puesto que los cisnes son -en realidad- doncellas sometidas al maleficio del brujo Rothbart, y que solo pueden recuperar su forma humana entre la medianoche y el alba.

Flor del infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora