CAPÍTULO 28- KAIRO

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Ito Kairo

La gloria no consiste en no caer nunca,

sino más bien en levantarse las veces que sea necesario.

Mario Benedetti.

Me levanto temprano a prepararme para la reunión con La Orden, Natasha sigue dormida; me acerco sigiloso a darle un beso, pero se despierta. Se restriega los ojos para ver bien y sonríe, se ve adorable, y pensar que me perdí todas esas sonrisas matutinas durante tanto tiempo.

—¿A dónde vas tan temprano? —pregunta.

—Tengo una reunión con La Orden, Koi. Gavrel me contó que Valeria también viene.

—Lo sé, le pedí que me acompañara a comprar ropa para la bebé, ya que todavía no tiene nada.

—Está bien, Ohimesama —le entrego mi tarjeta—. Al terminar la reunión pasaré por ti. Llama a Hana para que las acompañe, Tochiro será tu guardaespaldas. Si algo sucede, llámame, ¿entendido? Y nena, la tarjeta es ilimitada.

—Estaremos bien, lo prometo —le doy otro beso y salgo en dirección a la oficina.

El silencio que envuelve la sala se siente cada vez más denso. La madera oscura de la mesa parece absorber la tensión que flota en ella aire. Las miradas de los jefes de cada mafia, que aquí se encuentran, reflejan poder y peligro.

—Es una niña —digo finalmente, Ryūji continua sin creerlo.

—¡Demonios! Eso significa que tendré que deshacerme de t0dos los hombres sobre la faz de la tierra —maldijo Mateo con una sonrisa.

—Algo parecido dije yo cuando recibí la noticia —le contesto sonriendo.

—Hay que mirar el lado positivo, sus tíos son reyes de una de las mafias más poderosas —dice Gavrel orgulloso—. Ningún imbécil se atreverá a mirarla, de lo contrario, me encargaré de alimentar a los halcones con sus malditos ojos por estar mirando lo que no deben.

—!Eh! Eso incluye a sus futuros hijos, cabrones —advierto hacia Emir, Alessandro, John y Leonardo.

—Jodido, idiota —dicen los cuatro con una sonrisa, una que yo devolví. Mi rostro se tornó serio al recordar el motivo detrás de esta reunión.

—Aunque estoy feliz por ello, no es esa la razón por la que los reuní aquí. Los convoqué porque ha llegado el momento de ponerle fin a una piedra en el zapato, pero necesito de su apoyo, y sé que más de uno lo hará sin dudar porque para ustedes también ha sido un verdadero dolor de muela —digo, mientras me sirvo más vodka.

Todos me observaron con un semblante imperturbable, teníamos en común una mirada fría y calculadora. Los gestos serenos no hacían más que reforzar el aura oscura que nos acompañaba, estábamos listos para acechar a la presa.

—Ha estado fuera de nuestro alcance durante demasiado tiempo y ha llegado el momento de darle inicio a la cacería de Obed —la contundencia en mis palabras no pasa por alto.

Los ojos de los presentes brillan con malicia, reflejando el hambre de venganza que cada uno guardaba, éramos más conscientes de lo que se avecinaba y las sonrisas de lobo que a más de uno se le formó en los labios lo confirmaba. El instinto cazador se había activado y pronto le pondríamos fin a la amenaza que surgió hace dos años para nuestras familias y nuestros negocios.

—Ese maldito hijo de puta ha cruzado una línea que no puedo dejar pasar —murmure con la ira impregnada en mi voz—. No solo ha desafiado nuestras reglas, sino que ha transgredido un límite inaceptable. Deseo más que nunca tenerlo en mis manos para picarlo en pedacitos, solo pensar en su nombre me da asco.

Flor del infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora