CAPITULO 20-- NATASHA

440 45 2
                                    

Natasha Sokolov

2 meses después

Estábamos, estamos, estaremos juntos. A pedazos, a ratos, a parpados, a sueños.

Mario Benedetti.

Llevaba un mes y medio sintiéndome mal, era un malestar leve, pero persistente. Esta mañana en particular se había intensificado y, a medida que avanzaba el día, parecía duplicarse. Había tenido suficiente, decidí ir al hospital para saber qué tenía, podría tratarse de un simple resfriado o algo más grave, que sé yo.

Luego de lo que parecieron horas de espera en la sala de emergencias, fui llamada y atendida por un médico que me examinó y ordenó una serie de pruebas. Mientras esperaba los resultados los nervios hicieron acto de presencia, no dejaba de pensar en que tenía un retraso y eso no era buena señal. El doctor me preguntó cuándo había sido mi último período e intenté hacerme la loca y no pensar en ello, sin embargo, ya había sembrado la duda en mí.

—Señorita Natasha, recibimos los resultados de las pruebas que le hicieron. Tengo noticias que darle... —empezó el doctor.

Mi corazón latía acelerado esperando las palabras del médico. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué podría estar mal?

—¿Qué pasa, doctor? —pregunté con curiosidad.

—Usted está embarazada. Tiene aproximadamente dos meses de gestación —concluye. Siento mi mundo venirse abajo, por un par de segundos me cuesta creerlo. ¿Yo? ¿Embarazada?

Un silencio abrumador inundó la habitación y las palabras del médico siguen taladrando en mi cabeza. ¿Cómo era posible? Las lágrimas se acumularon en mis ojos, una mezcla de sorpresa, confusión y miedo me sobrecogió.

—N-no... No puede ser. ¿Está seguro? —volví a preguntar, el doctor asintió y me dedicó una mirada comprensiva, mientras me ofrecía una caja con pañuelos.

—Entiendo que esto pueda resultar inesperado, señorita Natasha, pero los resultados son claros. Está embarazada —repite.

Mis pensamientos comienzan a girar en círculos y yo sigo intentando procesar la noticia. ¿Cómo es que estoy embarazada y ni siquiera me di cuenta antes? ¿Qué demonios iba a hacer ahora? Era de Kairo, de eso estaba segura, pero... ¿Cómo le diría de la existencia de este bebé?

Salgo del hospital con el corazón latiéndome a mil, ahora consciente de que una vida estaba formándose en mi vientre. Por supuesto que no planifique este embarazo, aunque llegó a cambiarlo todo, incluyendo los planes de Obed.

Continuaba viviendo en Nueva Jersey, en el mismo edificio que Kairo, aun así, nunca me topaba con él. Mis clases de ballet seguían su curso, allí descubrí que Hana había tomado la manía de irse a otro estado a ver un guitarrista. Le escribí para pedirle que nos encontráramos en mi apartamento, necesitaba hablar con alguien, quizás hasta podría ayudarme a decidir qué hacer, todavía no me sentía lista para contarle a su hermano.

Las preguntas y preocupaciones no dejaban de atacar mi mente a cada segundo, seguía sin poder creerlo. No era posible. ¿Por qué no me di cuenta antes? Eran dos meses... Dos meses de embarazo y yo no percibí nada.

A la llegada de Hana me siento aún más nerviosa. Ella abre la puerta con una sonrisa en su rostro y mi estómago revolotea, su expresión cambia de inmediato al darse cuenta de la preocupación que surca mi expresión, quiero tirarme de un puente.

—Nat, ¿qué sucede? No tienes buena cara —dice acomodándose junto a mí en el sofá.

—Yo... Necesito contarte algo. Es... importante y definitivamente algo que todavía me cuesta creer, siento que estoy flotando en un sueño —inicio un poco nerviosa—pero, debes prometer que no le dirás a nadie, menos a tu hermano. Al menos no por ahora.

Ella me mira expectante y con total atención, se acerca más a mí para darme apoyo, respiro profundo antes de comenzar a hablar.

—Verás Hana, yo... estoy embarazada. Tengo Dos meses de embarazo para ser exacta —dejo ir la bomba. La expresión de sorpresa en su cara me indica que no se lo puede creer, pero no pasa mucho tiempo para ser reemplazada por una gran sonrisa.

—¡Oh por Dios! Natasha... ¡Eso es fantástico! Y enorme, pero, ¿cómo te sientes? ¿Cuándo lo supiste? —pregunta.

—Pues estoy entre asustada y confundida, pero de una manera extraña también estoy emocionada. Recibí la noticia hasta hace un par de horas, así que todavía lo estoy procesando, y no dejo de pensar en que debo encontrar la manera de contárselo a tu hermano —Hana asiente con una sonrisa y me toma de las manos con suavidad.

—Entiendo que necesites tiempo para aceptar todo, pero sabes que aquí estaré para lo que necesites, pase lo que pase, y mi familia también lo estará cuando se entere. ¿Tienes alguna idea de cómo quieres darle la noticia a Kairo? —pregunta—. ¡Mierda! ¡Seré tía! ¡Que emoción!

—No tengo la menor idea de cómo lo haré, lo único que espero es que él reaccione bien —le confieso.

Tal vez sea muy pronto para asimilarlo, pero ahora que lo sé, algo se siente diferente en mi cuerpo. No quiero que nadie sepa nada hasta estar más segura. Hay demasiadas cosas sucediendo en este momento, no quiero añadir más a las preocupaciones de Kairo, al menos hasta que tenga la certeza de que el bebé está bien.

Aún no sé cómo haré paradecirle, tengo miedo de su reacción, pero también tengo de miedo de que lanoticia llegue a oídos de Obed y que este tome acciones contra mí y el bebé. Espor eso que le pedí a Hana guardar el secreto hasta que esté lista pararevelarlo. Ahora entiendo el porqué de los mareos, dolores de cabeza y lospequeños cólicos que llevaba sintiendo. Hana me acompaña un rato más, antes demarcharse. Estando sola de nuevo me pongo a pensar en cómo cambiará todo apartir de ahora, pero la idea principal no se va de mi mente, tendré un hijo de Kairo.

Flor del infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora