×Eight×

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Bill reposó su cabeza en el hombro de Tom, con los ojos cerrados, esperando que el éxtasis del momento se extinguiera por completo.

El problema fue que, cuando logró estabilizar su respiración, fue que entró en razón: ¡Se había follado a su menor! Y no a cualquier, sino al chico que le gustaba.

Dereck estaría muy decepcionado de él si se enteraba...eso no iba a ser nada bueno, mierda.

No se supone que debía dejarse llevar por las provocaciones de Bill y desatar su lado salvaje con ellas. Sabía que, en el fondo (y quizá no tan profundo), Bill deseaba una cosa como aquella...y quizá, había hecho bien cumpliendo su fantasía (de ambos, de hecho) pero eso no quería decir que el hecho de que haya perdido el control, de modo que ni siquiera lo llevó a la cama, le demostraba que no estaba del todo "curado".

Mierda.

Parpadeó un par de veces para enfocar su visión, encontrándose con la bellísima imagen de Bill dormido, mirándole con una lánguida sonrisa de autosuficiencia.

Joder, quería hacerlo de nuevo.

Pero no. No estaba bien. Debía convencer a su cuerpo de que estaba satisfecho con una sola vez. Solo una, solo una, solo una...

— Tommy...—susurró Bill. Tom le miró con  la vergüenza a flor de piel. No era su intención dejarse llevar de ese modo, de hecho, lo tenía rotundamente prohibido— Quiero hacerlo otra vez.

Los ojos de Tom se abrieron tan grandes, que temió que se quedarán de esa forma.

—No —demandó, completamente firme. Bill enfureció.

— ¡¿Por qué?! —exclamó, moviéndose en protesta, lo que ocasionó que la hombría de Tom se deslizase por su interior, haciéndoles gemir a ambos.

—N-no sabes...Lo que estas pidiendo... —balbuceó Tom, con la intención de salir cuanto antes de ese caliente culo. Pero Bill no quería ceder.

—E-estoy c-completamente consciente d-de lo que te pido, Tommy...—susurra Bill, meciendo letárgicamente sus caderas. Tom se retrocedió, cerrando los ojos y dejándose llevar por un momento. Bill amó la forma en que la polla del mayor endurecía nuevamente en su interior, haciéndolo sentir lleno. De repente, se percató de un no tan importante detalle que le dejó inquieto— ¿Donde están tus lentes?

Tom abre los ojos de forma dificultosa, intentando procesar la pregunta para así intentar responderla.

— L-los he dejado en el auto —responde, tomando en cuenta por primera vez desde que llegó a casa, que los había olvidado allí dentro. Bill mueve sus brazos atados y los pone frente al rostro de Tom, con una súplica silenciosa en la mirada— No te voy a desatar.

Bill hace un puchero.

— ¿Por qué no? —inquiere Bill, a punto de empezar  una pataleta. Tom frunce el ceño.

— Me gusta tener el control y tú eres muy inquieto...—le hace saber Tom, empujando dentro de él, robándole un gemido profundo de la garganta. Tom sonríe y suelta un suspiro— En especial cuando estás ebrio.

— Mmh, Tommy es un controladora...—murmura Bill, lamiéndose los labios— Me gusta.

— Mierda, deja de provocarme —gruñe el mayor, embistiendo nuevamente.

— Oh, Tom... más duro...—súplica el menor, completamente indiferente a las palabras del alto. Tom suelta un bufido cuando se da cuenta que está siendo cruelmente ignorado y se limita a cumplir la petición de Bill.

El mayor obliga a Bill a que ponga sus manos nuevamente donde las tenía antes y agarra con fuerza sus nalgas impulsándose para entrar y salir nuevamente.

Falofilia (adaptación Toll) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora