~★𝐎𝐧𝐳𝐞★~

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La gran entrada de la mansión Lee se abrió en el momento que Minho ingresó con su Rolls Royce lujoso de color negro, esta vez conducía el ya que había olvidado accidentalmente a su asistente en esa tienda de conveniencia, hasta gracia le daba de recordarlo.

Raramente estaba de buen humor esa tarde, después de su salida repentina con Han Jisung se le subió demasiado el ánimo que se tomaría el resto de la tarde libre de firmar documentos y encargarse de las fincas.

Minho poseía más de quince fincas donde habían cocaína y entre otras sustancias, siempre distribuía pequeñas cantidades en todas ellas para que no sea tan notorio, ya que, no podía tener su mercancía en su mansión ya que al ojo de todos el era un empresario famoso, en realidad si lo era, en parte de trabajar siendo un criminal también estaba en lo legal.

Lee no solo comercializaba drogas, también lo hacía con armas de fuego para personas que no requerían de licencia, tanto él como sus amigos trabajaban en el mismo círculo redondo de dinero sucio aunque fuera de peligro de ser descubiertos ya que su figura pública era ser uno de los mayores empresarios de Seúl que tenía sus sucursales por todo el país y exteriores.

¿Quién sospecharía de un hombre así?

De todos los años que tuvo Lee de mandando antes que muera su padre nunca ha pasado nada, nadie jamás ha descubierto su secreto que no sean sus empleados y hombres armados, obviamente también enemigos del mercado que trataban de tachar a Minho para poder vender más de sus propias mercancías, pero el resto estaba bien, como todo narcotraficante tenía sus enemigos.

Una vez estacionado su carro en su gran parking se dirigió hasta dentro de la mansión, donde las mucamas abrieron las puertas para que Lee pase.

- ¿Donde está Yeonjun, Minji? -

- Está arriba trabajando lo que le ordenó señor Lee. -

Minho hizo un sonido de afirmación para subir las escaleras que lo llevaban a las infinitas habitaciones, la más notoria era la de Lee, que tenía un gran puerta con madera de Sequoia al igual que su oficina de trabajo.

Entró a su oficina y dejó su saco sobre el pequeño perchero que estaba ahí y se sentó en su típica silla de escritorio, Yeonjun estaba a un lado revisando papeles sin despegar su vista de ellas.

- Bienvenido señor Lee. - Saludó el castaño.

Yeonjun era el único que podía entrar a su oficina ya que era su asistente personal, por lo tanto no habría problema alguno.

- Choi necesito que investigues a alguien. -

- Claro, dime el nombre y lo haré enseguida. -

- Jung Wooyoung. Necesito saber todo sobre esa persona para mañana a primera hora.- Dijo Minho seriamente.

- De acuerdo, me pondré a trabajar ahora.-

Aseguró el castaño y Minho estaba en un rotundo silencio, iba a averiguar todo sobre tal hombre inepto que tuvo las agallas de desafiarlo, y peor, de meterse con su pequeño muñequito.

- Usted recibió como veinte mensajes de Lee Heeseung hace unas horas. - Avisó Yeonjun con una risa.

- Nah, solo lo olvidé en una tienda de conveniencia. - Chistó Minho sonriendo con un poco de gracia.

- No sabía que iba a esos lugares, pensé que no te gustaban. -

- Si, no me gustan pero tuve que encargarme de algo. -

Minho miró su agenda y maldijo un poco mientras se pasaba su mano sobre su cabeza, el evento, lo había olvidado por completo.

Minho había previsto que en menos de
un mes organizaría una segunda fiesta, pero esta vez de socios de su mismo círculo, iban a recibir cargamento nuevo de coca y heroína y la forma más discreta de hacerlo era en esa fiesta, ya que los Kim vendrían únicamente si hay una fiesta de por medio, esa familia era una fiestera.

El muñequito de Lee  |Minsung| Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora