Parte 8: Madre

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La visión de un niño kraken estaba completamente oscurecida, su mente estaba tan relajada luego de creer haber presenciado lo que parecía ser para él, una pesadilla. Poco a poco Sam escucha voces ininteligibles, eran de dos chicas. Esto hace que Sam abra sus ojos lentamente para ver lo que estaba pasando. Al abrir sus ojos, el pequeño Sam ve el techo del cuarto de su hermana, para luego mirar hacia su lado izquierdo y ver a su hermana Ruby hablando con la chica protagonista de sus más aterradoras pesadillas cuando la vio por primera vez con el tridente de Oceanus y con un aspecto aterrador, Nerissa.

Sam se levanta rápidamente de la cama de su hermana y toma del suelo un balón de color rojo y lo usa amenazando a la sirena. Ruby y Chelsea se dan cuenta de la reacción de Sam y se acercan a él para explicarle.

-Sam sé que estas asustado, pero no es lo que parece... - Ruby trataba de explicarle a su hermano, pero no tuvo el éxito deseado.

-Ruby, más vale que te alejes de ese monstruo, estas bloqueando mi tiro para derribarla. – Sam dijo mientras no dejaba de amenazar con su balón.

Chelsea hace a un lado a su amiga para hablar. -Oye no es por ofenderte, pero... tratas de amenazarme con una simple pelota... - Chelsea no acaba tras ser interrumpida por el fuerte golpe del balón impactando en su rostro. Chelsea cae de espaldas noqueada por el impacto con el balón pegado en su cara.

-Chelsea! – Ruby preocupada se arrodilla para atender a su amiga, mientras se le une su hermano.

-Ruby, no entiendo lo que estas haciendo. Ella casi destruye nuestro hogar, a nuestra familia y a ti. –

-Si, lo sé, Sam. Pero ha cambiado, la he ayudado y ella me ha ayudado recientemente a combatir una especie de... ¡aghh! No se lo que era y no quiero recordarlo. Se que suena muy superficial Sam, pero prometo explicártelo más a fondo pronto ¿Esta bien? – Ruby trató de convencer a su hermano con una mirada suplicante.

El niño kraken dudaba mucho en la decisión de su hermana, pero acepta a regañadientes por el momento.

Ruby retira el balón de la cara de Chelsea quien tenia los ojos desviados y la cara enrojecida por el golpe. -O-Okay... ese tal Wilson es muy buena arma. – Chelsea trataba de levantarse aún algo aturdida por el golpe, pero gracias a la ayuda de Ruby logra mantenerse en equilibrio.

Pasado una hora, Ruby y Chelsea le explican al pequeño Sam sobre como se encontraron de nuevo, la reformación de su amistad y de las intenciones de la sirena.

Sam se veía más tranquilo al saber el contexto de la situación, pero aún se mostraba inseguro por la presencia de Chelsea. -Aunque mi hermana te haya perdonado, no pienso tener ninguna confianza contigo. – Sam se acerca amenazante hacia Chelsea. -Si te atreves a traicionar a mi hermana, lloverán mil de estos sobre tu existencia. – Sam saca su balón nuevamente amenazando a Chelsea.

Si le dijeran a la sirena un día antes de que se sentiría muy intimidada por un niño que apenas mide el metro de altura y usa como arma un balón, sin duda estaría riéndose y burlándose por esa idea. Pero ahora estaba a nada de orinarse encima por la amenaza del menor.

-Si esta bien, mientras no me marques la cara con eso otra vez. – Chelsea retira el balón de las manos de Sam cuidadosamente para hablar con el chico. -Bueno, ya se que nunca confiaras en mí, pero... ¿hay alguna manera de que consiga tu perdón, Sam? – La sirena pregunta con la esperanza de hacer las pases con el niño.

La pregunta de la sirena hace que el semblante amenazante de Sam desaparezca completamente y piense en una respuesta, hasta que se le ocurre una idea.

2 horas después.

Krakens y Sirenas 2: Maravillas del OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora