Capitulo 8 *Hans*

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Habían pasado ya dos días desde que me incorpore de nuevo, todavía sintiendo el eco de aquel sueño atroz reverberando en mi mente., como si lo hubiera vivido realmente, miro mi mano y aun puedo sentir esa pesadez de esa daga, que buscándola había sido robada o perdida mientras estaba en mi trance y todos se abalanzaban a mi alrededor para ayudarme.

Un suspiro se escapa de mis labios, visible en el aire frío que nos rodea. El invierno se aproxima, lo sé por el crudo frío que nos envuelve, más intenso que nunca. En los últimos cuatro años, no hemos experimentado contratiempos significativos, pero esta vez parece que el invierno será especialmente duro, acumulándose sin piedad.

Un Corsair se me acerca con información importante, -Mi señor, los preparativos para su viaje están listos, si puede ir a la salida este ya está listo el grupo para ir a Karak-Vlag-.

Asiento con mi cabeza y alisto mis cosas, sé que era un viaje diplomático para la reactivación de las rutas comerciales con los enanos, pero sabía que el peligro podía asecharnos.

Me acerco a la caravana preparada, barios barriles de Vodka Kislevita estaban acoplados, como pieles, y barras de acero oscuro, sé que nuestro vodka les encanta a los enanos y su cerveza a nosotros, esos tintes únicos los hacia un producto muy requerido.

Dentro de este eran al menos 5 carruajes grandes y pesados donde estaban llenos de artículos comerciales, y 2 carruajes medianos uno iría adelante y el otro atrás, se alistaban al menos unas 20 personas de entre soldados corsair, comerciantes y dos personas que destacaban entre todos. Un sujeto alto y barbudo, con canas color grises en la espalda se veía un arco, pero también una espada, tenía varias marcas en el rostro y un ojo blanco debido a varias batallas libradas, el otro con pelos desorganizados, pelo largo pero maltratado tenía un estilo diferente a los kislevitas, era obvio que era extranjero, tenía la pinta de un vagabundo.

-Menuda expedición diplomática, es la primera vez que voy a conocer a los enanos y jamás pensé que sería de esta forma- Darlene de algún modo se había acercado a mí a decirme ello.

Me giro a verla estaba con un conjunto de viajes cómodos, unas botas un pantalón de tela café y un superior de una chaqueta acolchada con penachos de pelo de oveja que salían de los extremos, puesta con un cinturón de cuero que resaltaban su cintura, todo esto adornado por un gorro de piel que cubría sus orejas y su parche que combinaba con este conjunto.

Quedo anonadado por su belleza, pero rápidamente vuelvo a mí, le doy una sonrisa y le respondo.

-A tu lado no será tan tedioso el viaje- suelto una pequeña carcajada y siento un leve golpe en mi hombro amistoso.

El sujeto alto barbudo y con pajo blanco se nos acerca seriamente, tenía un aura que intimidaba, cada paso era como una sentencia como si estuviera preparado para atacar en cualquier momento, de repente a pocos pasos esta energía cambia y muestra un rostro con una sonrisa de oreja a oreja, este tenía un acento notable, era obvio que tenía sangre Ungol corriendo por sus venas.

-Buenas mis estimados, esta es la humilde caravana que guiaremos, me gustaría que se preparen, parece que nevara fuerte y quiero salir antes de que nos agarre la flojera de partir para mañana- Este agarra nuestras manos con ambas manos haciendo casi reverencias, su personalidad constataba mucho con su imagen, era un sujeto muy agradable y se mostraba muy atento.

Ante esa muestra de afecto y respeto del gran sujeto solo puedo responder –¿Usted es?-

Levanta la mano con un signo de va me olvide de ello –Yiah soy Hans de Saniza y soy un Druzhina, o ese es el título que me dieron- empieza a reír de una forma tan graciosa.

-Ustedes deben ser nuestros grandes héroes, Hulfric me imagino el decapitador de magos, y Darlene la hechicera de hielo, ambos grandes héroes de Prag, es un honor a mí y mi humilde destacamento de comerciantes nos hacemos llamar la caravana sonriente. Miren muchachos tendremos invitados de honor, Maghful tendrás que cocinar algo más que ratas para nuestros invitados de honor-. Todos nos saludan de forma ridículamente escandalosa, menos el que parecía vagabundo, ese ni nos mira es más siento aires de repudio que salen de él.

Avergonzados un poco saludamos a todos, a la Caravana sonriente, les decimos que el viaje será de comercio y de reanudar las rutas comerciales con los enanos un viaje largo de al menos 3 semanas, que habrá peligros, desde bandidos y pieles verdes, y esperemos que no trolls de hielo.

Mientras alisto todas las cosas en nuestro carruaje, veo Prag, la ciudad fortaleza más grande de la región y el primer bastión de defensa ante calamidades, no vi a Sigfried en los preparativos, y escuché que viajara a Kislev a ver al gran Zar.

Dentro de ello, escucho una voz chillona de una niña que grita fuertemente.

-Papa papa papa- mientras corre va directo hacia Hans, sus colas color doradas y sus ojos azules y una cara blanca con pecas muy notorias, Hans agarra a la niña y la levanta y lanza al cielo.

-Mi niña hermosa Kadruscja, pensé que no vendrías a despedirte a papa- Su alegría era evidente, detrás de la niña una mujer con rasgos muy femeninos y delicados de pelos dorados al igual que la niña y una postura de tranquilidad.

-Papa papa papa, prométeme que me traerás juguetes enanos si- Ella parecía tener apenas los 8 años, pero se notaba que amaba con todas sus fuerzas a Hans.

-Claro que si mi princesita Kadruscja, si nos que me coma un Troll- empieza a reír locamente junto con su hija. La mujer se acerca donde el Hans, a diferencia del gigante y corpulento Hans ella era delicada y pequeña, por lómenos unas dos cabezas de diferencia. -Si vuelves con heridas de nuevo, dormirás con las ovejas- el tono de ella era serio, y se notaba preocupación y furia en su rostro. -Mia Mor, mi vida, mi bella Kaja, te prometo que volveré sano y salvo, sinos quien más podría cocinar la coida que te gusta- empieza a reír y la mujer lo golpea con un puñete en su pecho, este que tenía en su otra mano a su hija las agarra a ambas y las abraza.

-Mi hermosa familia, volveré como siempre en dos meses - dice Hans con una sonrisa, abrazando a su esposa y a su hija con ternura.  

Observo la escena con cierta envidia y admiración por la familia que forman. En dos meses, ¿qué nos deparará el destino?

Kislev: Sombras de Guerra (Warhammer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora