Capítulo 11

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Dos niños miraban el televisor con total atención. Las noticias se encontraban informando sobre un caso catalogado como paranormal y hablaban sobre una pareja de esposos e investigadores.

— Leí que algunas de las hijas tenían marcas de manos en sus brazos. — Reigen añadió aún viendo el televisor.

____ frunció el ceño al escuchar eso.

— ¿Qué cosas tendrán en su casa? — el rubio seguía inmerso en el tema.

— Al parecer cosas malditas. ¿Quién pensaría que una simple muñeca causaría tanto problema?

— ¿Y si tenemos un muñeco maldito? — Reigen la observó asustado.

— Ya lo habría notado. — le sonrió tratando de borrar esa idea. — Creo.

Para aquel momento, solo Reigen sabía y creía en lo que su amiga podía ver. Ella le contaba sobre los entes que vivían en su escuela o aquellos con los que se cruzaba. Algunos parecían personas normales y otros mantenían marcas de sus muertes.

Al principio fue algo cansado para ____ ya que la curiosidad del rubio por su don no descansaba.

— ¿Aquel es un fantasma? — el rubio señaló a un señor calvo.

— Nop.

— ¿Y él? — ahora señaló a un monje.

— Nop, tú no puedes verlos, Rei.

— Tal vez con práctica.

Con el tiempo, el rubio aceptó su realidad, pero mantenía su gusto por lo paranormal. Ambos niños amaban leer historias misteriosas, leyendas y más, lo sobrenatural se había vuelto su pasatiempo.

— Seremos como los Warren. — declaró Reigen con los ojos brillando.

— ¿Investigadores paranormales? — ___ sonrió.

— También. — el rubio rió juguetón.

— ¿También?

También...

Reigen había hecho su destino con lo sobrenatural, estaba rodeado de ello, pero aún no cumplía con su sueño.

Los Warren eran una pareja, trabajaban juntos, estaban juntos. Él solo era él, era Arataka Reigen, le faltaba un compañero y no uno cualquiera.

Su cumpleaños estaba cerca y tal vez, solo si el destino estaba a su favor, obtendría lo que tanto viene deseando al soplar las velas: una compañera para su trabajo paranormal, a _____.

Sabía algunas cosas sobre los planes de los chicos, los había escuchado susurrar mientras él fingía leer algo en su computadora. Una cafetería sería el lugar, no sabía exactamente cuál, pero tenía la sospecha de que sería donde Teruki suele comprar galletas.

Los invitados serían los mismos y todo aquello sería una sorpresa, bueno, eso creían ya que la curiosidad de Reigen les falló.

El rubio estaba emocionado por la llegada de aquella fecha, era un cumpleaños como los otros, pero algo en su corazón saltaba cuando recordaba los días que faltaban para cumplir otro año.

— ¿Sabían que le pegué a un fantasma de la escuela cuando era niño? — Reigen comentó de la nada.

Serizawa y Tome dirigieron una mirada confundida al rubio.

— ¿Cómo lo hiciste? —preguntó Mob interesado.

— Mi amiga se metió en problemas con un fantasma de la escuela y estaba llorando. Gritaba mi nombre y acudí a su ayuda rápidamente.

— ¡Reigen, Reigen! ¡Ayuda! — La voz de una niña se escuchaba en todo el aula.

— Era increíblemente grande y feo, pero fui valiente y lo enfrenté. — Reigen infló su pecho con orgullo.

— ¿Seguro? — Tome seguía suspicaz.

— ¡Reigen! ¡Ayuda, por favor! — ____ lloraba desesperada. — ¡Reigen, despierta, por favor!

____ llamó a su amigo para que vea a un fantasma de la escuela, pero su amigo malinterpretó las cosas y pensó que estaba en peligro. El rubio se lanzó hacia la pizarra pensando que era el fantasma y se golpeó la cabeza.

El fantasma por su parte veía con curiosidad al niño y su amiga, pero se terminó aburriendo y se retiró.

— ¿Lo derroté? — habló el rubio al despertar a los minutos.

— Eh... sí, sí. Muchas gracias. — ____ lo abrazó con alivio escondiendo su rostro en su cuello.

— Siempre estaré para defenderte, ____. — Reigen alzó su mano y le acarició el cabello.

La niña sonrió suavemente y apretó su abrazo.

— Gracias, Reigen.

— Por supuesto, fui el héroe del día. Desde aquel momento, ningún fantasma volvió a fastidiar a mi amiga.

— Wow —susurró Mob.

— En fin, pequeñas hazañas que olvidé con el tiempo. — Reigen terminó por restarle importancia y observó el atardecer por su ventana. — Ya es algo tarde, chicos, deberían retirarse. No hay mucho por hacer hoy.

— Mañana es tu cumpleaños, Reigen. — Comentó Serizawa mientras se levantaba de su asiento.

— Otro año más de pura perfección. — sonrió el rubio.

— Espero que la pases bonito. — Tome sonrió. — Mañana estaré ocupada, disculpa.

— No te preocupes, no es obligatorio que me acompañes ese día.

— Teruki y yo queremos llevarte a pasear, ¿estarás disponible? — habló Mob.

— Mmm — Reigen fingió pensar y sonrió. — Sí, lo estoy.

Más tarde y lejos de la oficina del rubio, una joven acomodaba sus cosas para recibir a unos invitados.

— Pasen, los estaba esperando. — ____ abrió la puerta de su local al verlos frente a la puerta.

— Muchas gracias por permitirnos celebrar aquí. — Mob habló tímido.

— No te preocupes, es lindo que lo hayan considerado.

Aquella noche, Mob, Tome y Serizawa decoraron todo el local mientras ____ les invitaba postres y chocolates calientes. 

Tome tenía todo calculado en un dibujo, según los presentes, la fiesta de cumpleaños sería perfecta.

10 de Octubre

12:00 a.m

Una estrella fugaz pasó llamando la atención de los que aún seguían despiertos. Dos jóvenes observaron aquella estrella desde sus hogares y una sonrisa unió sus corazones.

— Deseo volver a ver a ____.

— Feliz cumpleaños, Reigen.

Almas en el amor - ReigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora