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30 de enero, una vez más, como cada año, cumplía un año más de vida; afortunadamente.

Prefería no hacer nada ostentoso ni llamativo, una tarde tranquila con sus conocidos sería suficiente. Había poca gente, eso era más que bien.

Como era de esperar, recibió regalos, como en cualquier otro cumpleaños. I. Fascista e I. Japonés le regalaron una caja con un precioso envoltorio dorado, incluso daba penita romperla para ver qué había dentro.

Ambos insistieron en que Reich la abriera cuando todos se marcharan de la fiesta, aunque podría llamarse mejor un convivio que fiesta.

Cuando ya no había nadie más que él y el soviético en casa, se dio por fin la oportunidad de curiosear el regalo que destacó más que los demás, según él.

Probablemente haya sido porque era el único que vino envuelto.

—¿Qué crees que sea? —preguntó aún sosteniendo la caja en sus manos.

—No sé, tal vez un libro. —Qué poco original.

—Solo a ti se te ocurriría hacer un regalo así.

—Bueno, a mí sí me gustaría que me regalaran un libro. —El de un solo ojo encogió los hombros.

Lo miró a él, luego a la caja. Allí mismo la abrió con mucho cuidado, pues el envoltorio se veía demasiado lindo como para tirarlo, después lo usaría para cualquier otra cosa.

Sus ojos se abrieron como platos cuando notó lo que era realmente el regalo, al abrir la parte superior de la cajita, simplemente volvió a cerrarla estando algo perplejo.

Obvio esto no pasó desapercibido por el mayor, notó cómo la partecita blanca de su rostro estaba ahora teñida de un leve color carmesí.

—¿Qué era? —Ahora quien estaba curioso era el soviético.

La pregunta quedó en el aire, pero fue respondida por sí sola cuando Reich volvió a abrir la cajita, siendo ahora el soviético quien estaba procesando el contenido de esta, con cejas alzadas.

—Esperaba realmente cualquier otra cosa, no esto... pero no me sorprende del todo, conociéndolos.

Ahora tenía más sentido para él, el porqué durante toda la tarde ambos ex-imperios se soltaron miraditas y se reían entre sí tras darle el regalo al alemán.

Sacó por completo el contenido de la caja, sin pena alguna ya, pues su pareja lo había visto. Un par de chocolates y lencería, demasiado femenino para su gusto.

—Yo digo que te quedaría bien. —Soltó el soviético de la nada, Reich solo le miró aún más rojo de lo que ya estaba.

—Tremendo regalo... Por lo menos se nota que es de mi talla. —Rió, tomándoselo ahora con algo de gracia.

—Deja ver esto. —Dijo ahora el soviético, tomando los chocolates, que se veían muy "finos" para ser solo simples chocolates.

Esta vez no se sorprendió. De verdad que el italiano y el japonés se habían tomado la molestia de dejar cada detalle.

—¿Qué dice? —No le quitaba los ojos de encima a la prenda, estaba admirando bastante cada detalle de esta.

—Básicamente son afrodisíacos... —Murmuró.

—Qué atrevidos. Pero en fin, el regalo no está tan mal...

—¿Quieres probarlos? —Preguntó el soviético, sin filtro alguno.

—Nah, no tengo ganas.

—Para eso están los chocolates...

—Ahora mismo no, Sowjet, mejor otro día. —Volvió a cerrar la caja, ahora levantándose de donde estaba para ir a acabar en los brazos de su amado.

Si Reich no quería hacerlo, él respetaría eso. Tampoco es que quisiese apresurarse. Disfrutarían de su regalo algún otro día.

—Vamos, grandote, llévame a la cocina. —Su requerimiento vino acompañado de una sonrisita dientona, una que el soviético amaba contemplar.

No se quejó, era el cumpleañero después de todo, cumpliría ese capricho si el menor lo deseaba.

Se escondió en el pecho ajeno, mientras era llevado por el mayor en brazos.

Ambos no lo habían visto, pero se les había pasado por alto la carta que venía incluida en la cajita.

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Disfruten~♡

Con mucho cariño, I. Japonés e Italia Fascista.

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Me dieron ganas de hacer un otp :'v


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⏰ Última actualización: May 11 ⏰

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