Capitulo 24 (R+18)

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Kim salió de la ducha, el vapor aún flotaba en el aire mientras se envolvía una toalla alrededor de su cintura. Con el cabello aún húmedo goteando sobre sus hombros, se dirigió hacia la ventana abierta, dejando que la luz de la luna iluminara la habitación.

El suave resplandor lunar delineaba sus contornos, creando una atmósfera serena y misteriosa a su alrededor. Las gotas de agua resbalaban por sus músculos definidos hasta perderse en la orilla de la toalla.

Se acerco a su chamarra que se encontraba colgada en el perchero. Saco su cajetilla de cigarro y su encendedor.

Con paso seguro, se dirigió hacia su sillón favorito, dejando una marcas de humedad en el suelo mientras se acercaba con despreocupación.

Se dejó caer en el sillón con un suspiro de satisfacción, sintiendo cómo la suavidad del tapizado acariciaba su piel aún húmeda.

Con una mano, alcanzó la botella de cerveza fría de la cubeta que había dejado macao sobre la mesa y la llevó a sus labios, disfrutando del refrescante sabor mientras dejaba escapar un leve gemido de felicidad.

El humo de su cigarrillo se elevaba perezosamente hacia el techo, mezclándose con la tranquilidad de la noche. Era un momento perfecto para relajarse y disfrutar de la calma después de un largo día.

El suave murmullo de la música de fondo que había puesto su futuro esposo llenaba la habitación, creando una atmósfera de tranquilidad.

Kim se recostó aún más en el sillón, dejando que la toalla se deslizara un poco, revelando un poco los contornos de su torso musculoso y su notable erección.

Cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por la sensación de serenidad que lo envolvía.

Fuera, el mundo parecía detenerse por un instante, permitiéndole sumergirse en el placer simple de estar en casa, relajado y en paz consigo mismo.

La luz tenue de la noche se filtraba por la ventana, iluminando su figura relajada. Con cada bocanada de humo, parecía perderse en sus pensamientos, dejando que el tiempo se desvaneciera junto con el humo.

El suave ruido de las risas que hacia Macao dentro de su jacuzzi proporcionaba un fondo tranquilo mientras disfrutaba de su momento de tranquilidad.

Tan solo imaginarse a su hermoso primo jugando con el agua hacia que su verga palpitara. Su lado alfa estaba completamente loco por tomarlo de nuevo, de probar el sabor de su piel recién bañada, de pasar su lengua por su agujero, de beber su delicioso lubricante, de verlo retorcerse de placer mientras lo profanaba con su verga, escucharlo gemir su nombre hasta dejarlo afónico, de besarlo hasta dejarlo sin aliento y sobretodo deseaba marcarlo y dejarlo preñado.

Era una verdadera necesidad insana que sentía cada ves que lo veía, su amor por el sobrepasaba de lo enfermizo y psicópata. Lo quería para el, sus instintos asesinos cada vez se volvían más fuertes al verlo hablar con otros alfas, de verlo reir y sonreír a otros. El era su dueño, el era su alfa, el era el demonio que lo protegía desde la oscuridad.

Sonrió al pensar que muy pronto solo seria el en la vida de Macao. Se llevo la botella de cerveza a sus labios antes de darle un trago largo, disfrutando del amargo sabor mientras observa el bullicio de la ciudad desde la ventana.

Justo cuando está a punto de dejar la botella, suena su celular con el tono distintivo de Kinn. Kim arquea una ceja con una sonrisa burlona antes de contestar.

¿Qué necesitas ahora, Kinn? ¿Otra misión imposible?- pregunto Kim mientras escuchaba un gruñido de su hermano

¿Dónde está Macao?- pregunto Kinn sin rodeos haciendo sonreír al menor.

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