Capitulo 25

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Macao podía sentir como una lengua recorría su pecho, rozando sus pezones y enviando una corriente eléctrica por todo su cuerpo.

No quería abrir los ojos, ya que el agotamiento aún pesaba sobre él, pero al parecer su alfa tenía otras intenciones.

Sintió cómo Kim retiraba la sábana, exponiendo su piel a la fresca brisa matutina.

El escalofrío le hizo estremecerse, y no pudo evitar notar la dureza de su propia verga, anticipándose a lo que estaba por venir.

Kim sonrió al ver la respuesta del cuerpo de Macao. Sus pezones estaban erectos, igual que su verga.

Eres magnífico- murmuró Kim, su voz cargada de deseo.- Y eres solo mío- agregó con un tono posesivo mientras repartía besos por todo el pecho de Macao, su lengua rozando los pezones sensibles.

Kim, ¿qué haces?- preguntó Macao en voz baja, todavía con los ojos cerrados, antes de sentir los labios del mayor sobre su pezón.

Darte los buenos días- respondió Kim con voz ronca, disfrutando de cómo Macao abría levemente los ojos.

Las manos de Kim abrieron las piernas de Macao, y su lengua empezó a bajar lentamente por su pecho.

No seas brusco, ¿sí? Aún estoy muy sensible- dijo Macao, viendo a Kim sonreír con picardía.

No prometo nada- replicó Kim, acercando su rostro al de Macao- Además, sé que te gusta que sea rudo contigo- murmuró Kim antes continuar con su descenso hasta llegar a la verga dura de Macao.

Kim no dudó en metérsela en la boca al mismo tiempo que introducía tres dedos en su interior, sintiendo la humedad que lo recibía.

Macao puso los ojos en blanco al sentir la combinación de la mamada y el dedéo experto de Kim.

Oh, Dios, Kim! ¡Sigue así!- gritó Macao mientras su cuerpo se retorcía de placer.

Instintivamente, tomó a Kim del cabello, intentando controlar sus movimientos.

Kim sonrió contra la verga de Macao, disfrutando de su dominio y la reacción del menor.

¿Te gusta esto, no?- murmuró, su voz vibrando contra la piel sensible de Macao.

Macao solo pudo gemir en respuesta, su cuerpo respondiendo con espasmos de placer mientras Kim seguía chupando y moviendo sus dedos con una precisión que lo hacía ver estrellas.

Cada movimiento era una mezcla perfecta de placer y tortura, y Macao sabía que estaba a punto de explotar.

La lengua de Kim aumentó el ritmo, y sus dedos encontraron ese punto especial dentro de Macao que lo hizo gritar de puro éxtasis.

¡Kim, me vengo!- jadeó, sintiendo el orgasmo arrollador acercándose.

Kim no se detuvo, intensificó sus movimientos, chupando con más fuerza y profundizando los dedos, llevándolo al borde del abismo.

Y cuando Macao finalmente se dejó llevar, su grito resonó por toda la habitación, mientras su cuerpo se convulsionaba y derramaba su esencia en la boca de Kim, quien la recibió con gusto, saboreando cada gota. Orgulloso de saco la verga de Macao quien lo veía con los ojos dilatados y la respiración acelerada

Macao estaba jadeando viendo a Kim lamerse los labios quitándose el rastro de su semen.

Delicioso amor- murmuró Kim mientras veía al menor

Sonrió al verlo sonrojado mientras intentaba regular su respiración antes de sonreír.

Macao supo que no había acabado cuando vio la sonrisa de Kim mientras bajaba lentamente.

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