Capitulo 27

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Kim estaba en el gimnasio de la mansión principal, desahogando su furia en la bolsa de boxeo al recordar cómo Macao estaba disfrutando de la verga de su hermano mayor.

Cada golpe resonaba con la fuerza de su enojo acumulado, acompañado por el ritmo pesado de la música que llenaba el espacio.

Su rostro estaba cubierto de una mezcla de concentración y rabia, mientras que el sudor se deslizaba por su cuerpo, empapando su piel y marcando cada uno de sus músculos tensos.

Su torso estaba desnudo, vestía únicamente  un short blanco ajustado que se pegaba a su cuerpo, resaltando su verga dormida y su tamaño imponente incluso en reposo.

Macao entró en silencio, observando a su primo desde la entrada. La visión de su primo, tan concentrado y lleno de furia, era hipnótica.

Había algo en su mirada, en la forma en que su ceño estaba fruncido y sus labios apretados, que lo hacía ver irresistiblemente sexy.

Su cuerpo, cubierto de sudor, parecía esculpido en mármol, con cada músculo perfectamente definido. Su piel blanca brillando e invitándolo a dejarle marcas

Macao no pudo evitar bajar la mirada, deteniéndose en el corto blanco que apenas contenía la enorme verga de su alfa.

Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro al ver cómo la tela del short se adhería a su piel, dejando poco a la imaginación.

Kim se detuvo abruptamente al percatarse de la presencia de Macao, bajando los guantes con una expresión que mezclaba sorpresa y satisfacción al ver a su primo acercarse lentamente con una sonrisa en el rostro.

Te ves muy sexy cuando estás enojado y cubierto de sudor -comentó Macao, su voz suave pero cargada de intención

Mientras se acercaba aún más, acortando la distancia entre ellos. Sus ojos brillaban con deseo, devorando cada centímetro del cuerpo de su alfa.

Kim soltó una risa seca, bajando la mirada para encontrarse con los ojos de Macao antes de responder con un tono bajo y provocador.

Y tú te ves sexy de rodillas, con mi verga en tu boca. -dijo con voz ronca

La forma en que lo dijo, como si fuera una orden más que una observación, hizo que el corazón de Macao latiera con fuerza.

La sonrisa de Macao se ensanchó ante el comentario de Kim. Sin decir una palabra, se acercó aún más, rodeando el cuello de su alfa con sus brazos mientras unía sus labios en un beso agresivo, lleno de deseo.

El beso era una batalla de dominancia, con Kim respondiendo con igual intensidad, mordiéndole el labio inferior mientras sus manos aún enguantadas se aferraban a la cintura de Macao.

Sin perder el ritmo, Kim se quitó los guantes rápidamente, dejándolos caer al suelo con un ruido sordo, antes de deslizar sus manos por el trasero de Macao.

Sus dedos se clavaron en la carne firme, amasándola con un hambre palpable, mientras Macao gemía contra sus labios, disfrutando de la sensación de las manos de Kim recorriendo su cuerpo.

Los gemidos de Macao se mezclaban con el sonido de la música, creando una sinfonía de lujuria que llenaba el ambiente.

Kim se separó lo justo para morder suavemente los labios hinchados de Macao, antes de soltarle una orden con una voz ronca que no admitía réplica.

Ahora, chúpamela. No me hagas esperar- ordenó mientras veía a Macao

Macao soltó una risa suave, mordiendo suavemente el labio de Kim antes de bajar su cabeza lentamente.

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