Macao es secuestrado, pero no le importa morir ya que fue reemplazado en la vida de Vegas
kinn se quiere vengar de su primo Vegas por robarse a su omega, y que mejor que secuestrar a su primo menor
Kinn lo agarró por la cintura con firmeza, intensificando el beso mientras sus manos exploraban el cuerpo de Macao, deslizándose por su espalda y bajando hasta sus muslos.
El calor entre ellos se incrementaba con cada segundo que pasaba, los suspiros de Macao llenaban el aire, haciendo que Kinn se pusiera mas salvaje.
Macao arqueó su espalda, acercándose más a Kinn, buscando aún más contacto. Sus dedos se enredaron en el cabello de Kinn, tirando ligeramente, lo que provocó un gruñido de placer en Kinn.
Kinn bajó sus besos hasta el cuello de Macao, mordisqueando suavemente y dejando una línea de besos húmedos en su piel. Macao gemía, su cuerpo reaccionando a cada toque, a cada caricia.
Eres mío, Macao, sólo mío -murmuró Kinn contra su piel, su voz ronca y llena de deseo.
Podía recordar las palabras de Kim en su mente, haciendo que su enojo y furia llenaran su cuerpo.
Macao sólo pudo asentir, completamente entregado a Kinn, sus manos aferrándose a sus hombros, sus piernas apretándose alrededor de la cintura de Kinn, sintiendo cómo sus cuerpos se fusionaban en uno solo bajo la luz de la luna que se filtraba por la ventana, prometiendo una noche de pasión interminable.
Sus cuerpos entrelazados en un torbellino de deseo. Kinn se alejo un poco y se tomó el tiempo para admirar a Macao, su pecho subiendo y bajando rápidamente, su mirada llena de pasión y entrega.
Su cuerpo levemente cubierto de sudor, con marcas de sus besos y mordidas haciendo que su pecho se llenara de orgullo.
You are so beautiful, Macau(Eres tan hermoso, Macao) -susurró Kinn, inclinándose para besar suavemente el ombligo de Macao, provocando un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.
Macao jadeó, su cabeza cayendo hacia atrás, exponiendo su cuello que Kinn no tardó en reclamar con más besos y mordiscos.
Las manos de Kinn se deslizaron por el torso de Macao, acariciando cada curva y cada músculo, disfrutando de la sensación de su piel suave bajo sus dedos.
Kinn bajó más, sus labios siguiendo el camino que sus manos habían marcado.
Macao se retorcía bajo él, sus gemidos llenando la habitación, incitándolo a seguir explorando, a seguir llevando a Macao al borde de la locura.
Kinn, por favor... -suplicó Macao, su voz temblorosa por el deseo- Oh Dios!- jadeo cuando sintió la lengua de su alfa recorrer su pecho.
Kinn sonrió contra la piel de Macao, disfrutando de tener tanto control sobre él. Comenzó a lamer y morder sus pezones lentamente, quería disfrutar como se retorcía de placer. Quería dejar marcas en su piel para que recordará a quien le pertenecia.
Se movió lentamente hacia abajo, sus manos firmes en las caderas de Macao, preparándose para darle todo el placer que merecía, decidido a hacerle sentir suyo de todas las maneras posibles hasta el amanecer.
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