𝟏𝟏| 𝐂𝐇𝐑𝐈𝐒𝐓𝐈𝐍𝐄, 𝐑𝐎𝐍𝐀𝐋𝐃 𝐘 𝐒𝐔 𝐏𝐋𝐀𝐍

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UN CORAZÓN CON DUEÑA

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UN CORAZÓN CON DUEÑA

Dicen que el señor Dumont ahora es actor porno.

Quién lo diría, saliendo con una prostituta.

Yo pensé que Alexander era un hombre bien, pero veo que es todo lo contrario. Es lamentable.

Efectivamente Ronald lo había hecho, les había dicho a todos en el edificio que el psicólogo de la última planta era ahora un actor porno que grababa en su oficina junto a su novia (la cual era una supuesta prostituta).

—Buen día —saludó una vez salió del ascensor, pero el conserje se limitó a mirarle de pies a cabeza para posteriormente mirar hacia otro lado sin dirigirle la palabra. —Ah bueno.

Primer indicio.

—Buen día, señora Lola. ¿Cómo se encuentra? —dejó el maletín sobre el mesón de secretaria para ordenar su camisa. La secretaria hizo lo mismo que el conserje, le miró de pies a cabeza con las mejillas rojas. —¿Está bien?

—Buen día, señor —respondió cortante mientras cubría su rostro con una pila de papeles que debía firmar.

—¿Alguno de esos papeles son para mí? —apuntó la montaña de informes de ingreso.

—De hecho, son todos para usted, señor Alexander —empujó como pudo la pila y se giró en su lugar. Dándole la espalda al hombre, quien suspiró cansado de solo ver los muchos ingresos que tenía.

—¿Podrías pedirle a Francis que suba todo esto? No creo poder solo, además voy tarde a una sesión que tengo con una senadora, es algo complicado de explicar ahora, pero si quieres podemos tomar un café después. Puedo darte la tarde libre si gustas —comentó con una sonrisa. La señora Lola sin duda necesita una vacaciones luego de todo lo que ha trabajado, incluso debería jubilarse y qué mejor que darle un buen rato.

Ella trabajaba para él y nadie podría decirle que no sacara a la secretaria; su sueldo salía del bolsillo de Dumont.

—No creo que sea correcto, además tengo mucho que hacer.

—Le diré al secretario de Ronald que se haga cargo de todo lo que llegue hoy, usted necesita un descanso ¿no cree?

—Prefiero quedarme aquí —dictó con pesadez en su voz.

—Está bien, no insisto porque debe tener sus razones, entonces ¿podría pedirle a Francis que suba todo el papeleo? —ella asintió y no había nada más que hacer ahí, por lo que simplemente optó por subir por el ascensor recién arreglado y convencerse de que quizá el conserje y la secretaria se habían levantado con el pie izquierdo.

Una mujer de unos cincuenta y tanto años le esperaba junto a la puerta.

—Llevo cinco minutos esperándolo, pensé que me dejaría plantada —rió chillona y de levantó de su lugar, levantando su falda en el acto. —Oh disculpe, a veces la ropa se me engancha al cuerpo y se levanta sola.

ADULT STAR ⁺¹⁸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora