Cenizas de guerra y amor

Capítulo 19 "Sangre angelical"

Narración general

Niwa recordó en ese momento, el último verso de la leyenda de aquél guerrero. "En medio de dos peligrosos y mágicos Orbes Jade y Oro, Sobresale la debilidad de este monstruo".

-Lo tengo- dijo para si mismo, saltando frente a Delnet, interponiendose entre el Hozuki mayor y el herido grupo de Shikamaru.

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—¿No lo sabes? Desde hace mucho tiempo escuché tu leyenda, solamente tuve que descifrar el punto débil del maldito delfín de color rosa. Además, ya había visto como transformaste al Nara llamado Naoki y al hijo de Karito cuándo tenían cerrados sus ojos. Si acaso yo cerraba los míos al atacarte, seguramente tú me intentarías convertir en coral con el escudo exponiendo tu punto débil, ya que de haber continuado con tu ataque original de la patada del delfín y no con el escudo, sin dudas yo hubiera perdido la pelea. Lo arriesgué todo en ese momento— terminó de explicar Niwa.

Al destruirse el escudo del delfín de color rosa, este explotó liberando una gran cantidad de energía que mandó a Niwa y Delnet a volar.

—¡Maldito mocoso de mierda! ¡¿Cómo te atreviste a engañarme?!— gritó Delnet, pues estaba más que todo furioso con él mismo, ya que estuvo muy cerca de ganar la pelea.

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Al caer las tapas de los mismos. Yang quedó conmocionado, aún no se podían mover, pero de sólo verlos un sin fin de emociones, entre nostalgia y miedo llegaron a su mente.

—No puede ser... Ellos, pero si ellos son. Drago Leumi, Saisho Firem y Hozuki Megrez...— las palabras no le salían de la boca de forma tan fluida, le costaba trabajo hasta formular una oración—. Son los tres cielos celestes.

Capítulo 19 "Sangre angelical"

—¿Por qué hacen esto? Digo, si saben que los tres cielos celestes son los soldados de mayor rango en el ejército de Syxne, o mejor dicho eran— Yang estaba pasmado.

—Los necesitamos, el día del juicio final está por llegar— respondió Lybra avanzando con Kanon—. Pásame aquello.

—¿De qué juicio final me hablas? Por favor no me digan que esto es parte de una de esas absurdas y ridículas profecías dónde el elegido debe proteger al mundo de la aniquilación— se quejaba Yang, viendo como Kanon sacaba un frasco con una gota de sangre, misma que parecía estar hirviendo, además de emitir un aura dorada.

—No, nada de eso, no tratamos de proteger al mundo, sino a todos los universos, el omniverso está en peligro y la vida como la conocemos está a punto de terminar. Y no, no es parte de ninguna profecía, es un hecho que ya casi sucedió en el pasado. Afortunadamente fue evitado, pero nuestras familias, que fueron de las pocas sobrevivientes, juraron que no dejarían que aquello volviera a ocurrir— Lybra tomó la gota de sangre e hizo que Firem la tragara.

—¿Qué le diste?— Yang sinceramente ya no entendía nada de nada.

—Sangre de angel, pero no de cualquiera, es de un angel creador, esos angeles tienen la capacidad de convertir a otros seres vivos en angeles de menor grado, pero angeles al fin. Esta gota la obtuvieron nuestras familias en la antigua gran era del mito. Si tu curiosidad es tan grande que deseas saber más, ve por tu grupo y ven con nosotros a esas coordenadas mañana al medio día— Lybra le entregó un papel con unas coordenadas escritas al confundido Oni.

—Vámonos ya, tenemos mucho que preparar— Kanon sacó un pergamino con un sello el cuál firmó él y firmó Orochimaru.

—Sí, Kanon, Lya, Nake. Nos retiramos— los cuatro extraños desaparecieron en cuestión de segundos, al igual que los tres cielos celestes, que fueron arrastrados a sus ataúdes de nueva cuenta antes de desaparecer.