Tras pasar las primeras horas de clases en la enfermería, donde el hombre encargado la dejó dormir un poco, dándole unos medicamentos para el dolor, pues Jane insistió mucho en ello, tuvo que regresar a clase cuando despertó y se encontró medianamente bien, pues, aunque el dolor no desaparecía del todo, al menos no era extremadamente molesto.
Pero, por supuesto, su cabeza no se encontraba lo bastante despejada para percatarse de que sus compañeras hicieron silencio cuando la vieron entrar y, tan pronto como se sentó, se acercaron unas a otras y empezaron a susurrar, mirando en su dirección con caras de disgusto.
Un toque en su hombro la hizo volverse hacia su compañera de atrás, viendo como la joven estaba inclinada hacia ella sobre su pupitre, no pudiendo contener su curiosidad.
-¿Es cierto que has llegado caminando con Matthew esta mañana?- le preguntó esta, con los ojos cargados de curiosidad, incapaz de contenerse para indagar más.
Era un chisme que parecía haber corrido rápido por todas partes. Aunque parecían haber obviado la parte en la que ella se encontraba mal y, de brazos de una profesora, tuvo que ser llevada a la enfermería.
-Solo me estaba ayudando- fue lo que Jane dijo para explicar la situación.
Aunque más de una compañera soltó un bufido despectivo al oírla decir eso.
-Sí, claro. Seguro que te tenías que encontrar muy mal para que ni siquiera te hayas ido a casa- le soltó a la cara una de las presentes.
Incluso aunque no estuvieran en las mismas clases que Matthew, con todo un edificio separándolos, las chicas eran muy territoriales con él. Y, sin creer que nadie fuera lo bastante digna de una persona así, significaba que el chico era de todas, por lo que se debía contemplar de lejos, como si fuera un ídolo.
Sin embargo, Jane se saltó ese código invisible que todas parecían haber aceptado tácitamente, lo que disgustó a muchas.
Por su parte, Jane solo miró con malos ojos a la chica que había hablado.
Bastantes problemas tenía ya como para tener que soportar las mentiras de otras, solo haciendo que la otra chica se molestara más al ver su mirada desafiante.
-¿Por qué me miras así? ¿Acaso no tengo razón?
-Incluso está imitando a Emily para atraer la atención de los chicos- la acusó otra compañera, no luciendo contenta con ella en absoluto.
Para todas era más que evidente, con solo mirarla, que se había teñido el color de cabello a uno más oscuro, se debía estar poniendo pestañas postizas y estaba siguiendo algún tipo de tratamiento de la piel para poder verse cada vez mejor.
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Dientes
HorrorUna vida puede cambiar muy rápido. Y de las formas más inusuales La vida de Jane empezó a cambiar por un simple dolor de dientes Pero, cuando los cambios empiezan, ¿quién los puede parar o controlar? Una joven que no le gustaría estar viviendo lo qu...