Pocos días después de su marcha, un pequeño grupo de niños, compuesto por tres amigos de 10 años, se escabulleron de sus cuidadoras para ir a jugar a la montaña de basura, queriendo tomar algunas de las piezas que allí se encontraban para jugar a los piratas.
Los niños escalaron por todo el lugar, teniendo luchas imaginarias entre ellos, mientras trataban de conquistar la montaña de basura.
O, al menos, eso era lo que hacían hasta que uno de los niños tuvo la pierna atrapada entre los restos, comenzando a gritar.
-¡Sacadme de aquí!- le gritó a sus amigos.
Y estos corriendo hacia él, tratando de empujar para sacarlo.
Cuando eso solo le hizo daño, otro señaló el lugar donde la pierna estaba atrapada.
-Quitemos las cosas.
Y, ambos, con sus pequeñas manos, trataron de ir quitando todo lo que había alrededor de la pierna de su amigo, queriendo que este pudiera sacar la pierna y pudieran seguir jugando.
Fue una mala idea.
Al quitar cosas sin mirar bien qué estaba apoyado sobre qué, todo lo que consiguieron fue que el equilibrio de la montaña se perdiera, hubiera un movimiento de basura y el niño atrapado solo cayera por un agujero mientras gritaba.
-¡Steve!- lo llamaron los niños a gritos cuando lo vieron desaparecer en el suelo.
Y uno de ellos, que comenzó a llorar, bajó corriendo de la montaña y se dirigió al lugar donde sus cuidadoras se dedicaban a cotillear en el parque, sentadas en un banco.
El niño, aún llorando, trató de explicar qué pasaba cuando llegó hasta ellas.
Pero las niñeras no necesitaron entender para saber que algo había ocurrido y corrieron tras él cuando este quiso señalar dónde desapareció su amigo.
El otro niño que se quedó en el lugar seguía sobre la montaña de basura, tratando de encontrar al desaparecido.
-Steve, ¿me oyes?- lo llamaba, tratando de ver algo entre los restos.
Y el pequeño, que se había dado un golpe, se extrañó un poco, pues tenía la impresión de que había caído sobre algo blando, haciendo que su caída no fuera tan dura.
Pero con la oscuridad que había en el lugar, no podía tener claro qué era eso que estaba bajo él.
Las niñeras, aunque asqueadas por la montaña de cosas viejas que había en el lugar, no les quedó de otra más que trepar para tratar de sacar al niño atrapado mientras se encargaban de que el niño que todavía estaba allí bajara para no estorbar.
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Dientes
HorrorUna vida puede cambiar muy rápido. Y de las formas más inusuales La vida de Jane empezó a cambiar por un simple dolor de dientes Pero, cuando los cambios empiezan, ¿quién los puede parar o controlar? Una joven que no le gustaría estar viviendo lo qu...