III

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Después de esa noche, me desperté con un dolor de cabeza increíble. Creo que había bebido demasiado. O eso o la música estaba demasiado alta anoche. No recordaba muchas cosas de la noche y la verdad que me preocupaba.

Me giré encontrándome con Aitana medio moribunda y solté un suspiro mientras me levantaba. Fui a su cocina y me preparé una ensalada. Aitana llegó un rato después y le pasé un plato para que comiera mientras yo me hinchaba a beber agua.

Siendo sincera esta noche no iba a beber, porque aún me quedaban unos días más de feria y ya estaba casi muerta el primero.

Me dio tiempo a ducharme en su casa antes de que mis padres llegaran para traerme todo lo que necesitaba para esta noche.

Así que me dormí otro rato más y cuando mi alarma sonó me levanté para empezar a embutirme en el traje de hoy. Después le pedí a Aitana que me ayudase con el moño y cuando ambas estuvimos listas salimos para que Javi nos recogiese con su coche.

– ¿Dónde te metiste ayer al final?– pregunté.

– Eso os puedo preguntar yo, que os perdí después de ir al baño.

– ¿Al baño? Nosotras pensábamos que te habías largado.– murmuró Aitana.

Javi nos echó una mirada a ambas y nos reímos.

Cuando llegamos aparcamos en el terreno que había cerca y yo guardé el móvil en el bolsillito que tenía en el vestido.

Después fuimos a hacernos fotos para el segundo día y estuvimos jugando a los dardos. Javier nos ganó un peluche a ambas y fuimos a llevarlos al coche para no perderlos ni que se ensuciasen de arena y polvo, ni bebida.

Después volvimos y fuimos a la caseta de mis padres, yo me tomé una coca-cola y estuvimos bailando un rato.

Las casetas ya habían empezado a llenarse y cada vez podíamos movernos menos.

La gente empezaba a ir cada vez más ebria y yo solo me había tomado dos copas de rebujito. Avisé a Aitana y a Javi que mientras ellos bailaban, yo iba al baño de fuera. Ellos me dijeron que estuviera pendiente del móvil y entonces salí.

Cuando salí del baño solté un suspiro y me miré en el espejo del baño portátil. Después salí y entonces vi a un chico mirarme fijamente. Sinceramente su cara me sonaba de algo y no recordaba de qué.

Le vi acercarse a mí y todo mi cuerpo entró en tensión.

– Vaya, volvemos a vernos.

– ¿Eh? Perdona, no sé quien eres ni sé de que me hablas.

– Ah, o sea que ayer bailas sevillana conmigo, ¿y hoy no te acuerdas de mí?

Lo miré abriendo los ojos y entonces caí en cuenta de quien era.

– Dios, lo siento, bebí demasiado anoche y no me acuerdo de casi nada.– admití.

Él me sonrió y entonces lo miré fijamente.

De repente la realidad me golpeó como un vaso de agua helada.

Era Pablo Gavi. Jugador del Barça.

Y yo había bailado sevillana con él anoche. Y no me acordaba.

"Triana eres una pringada"

– Pues deberías beber menos entonces, Triana.– murmuró.

– Gracias por tus consejos, pero estoy en la feria, así que si me disculpas...

Iba a irme cuando agarró mi muñeca y me hizo girarme para volver a tenerle de frente.

– Estás muy guapa, por cierto.

Sonreí inconscientemente y lo miré fijamente.

– Tú también.– respondí.

Después me soltó y tras darle la espalda, fui a buscar a mis amigos.

Javi y Aitana estaban sentados bebiendo rebujito cuando llegué.

– ¿Dónde estabas?– preguntó Aitana.– Estaba a punto de salir a buscarte.

– Hablando con...

– ¿Con quién?– preguntó Javi.

– Con Pablo Gavi.

– ¿Qué?– soltó Aitana.– ¿Cómo?

– Lo conocimos borrachas ayer, cuando no nos dejaron entrar en la caseta. Después bailé una sevillana con él.

– ¿Qué?– soltaron los dos al unísono.

– Lo peor es que no me acordaba de él.– dije.

Ambos me miraron y entonces negaron con la cabeza.

– Voy a por una copa, la voy a necesitar.– murmuré levantándome y acercándome a la barra.

Cuando volví vi que entraba más gente en la caseta, y entonces vi a Marcos entrar.

Marcos era mi ex novio. Habíamos salido un tiempo, hasta que me puso los cuernos y decidí que no quería pasar por algo así, y le dejé.

– Mira quien tenemos aquí.– murmuró él acercándose.– Dame dos besos anda.

Le saludé y entonces estuvimos hablando un rato.

La música empezó a sonar y entonces me preguntó si quería bailar con él. Acepté y tras darle mi copa a Aitana, fui con él.

Empezó a sonar una canción y ambos empezamos a bailar.

Nos miramos a los ojos, y entonces por mi mente pasaron unos ojos castaño oscuro.

Aparté la mirada un instante y entonces le vi entrar.

Nuestros ojos se encontraron en un solo segundo y me giré mientras seguía bailando.

Marcos agarró mi cintura y entonces la música acabó.

Miré a mi ex y entonces me di cuenta de que ya no sentía nada. Antes verle era un mundo para mí, pero ya no.

Cuando me alejé vi a Gavi mirarme con una sonrisita y sonreí.

Me bebí mi copa y entonces tras bailar con Javi y bailar con Aitana, solté un suspiro y me senté en una silla vacía que había.

– ¿Bailar te cansa?

Sonreí.

– Puede. Me quedan muchos días de feria todavía.– dije.

– Yo me voy mañana.

– ¿Qué? ¿Te vas en feria?

– El deber me llama.– respondió sonriendo.

Asentí un poco perdida.

– ¿Quieres salir fuera?– preguntó.

Lo miré a los ojos y entonces no pude ni pensarlo.

Acepté y tras levantarme le seguí hasta la salida de la caseta.

Una vez fuera, solté un suspiro de alivio.

Era consciente de que el aire puro era lo que más necesitaba.

– Voy a ir a buscar una cosa a mi coche, por si quieres acompañarme.

Asentí y entonces empezamos a caminar.

Cuando llegamos a su coche lo abrió y yo me apoyé en él para descansar los pies.

– ¿Te llevo a casa?– preguntó.

Negué con la cabeza y tras verle guardarse un paquete de pañuelos, cerró el coche y entonces me agarró cogiéndome en brazos como si fuera una princesa.

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Ole ole y ole

𝐋𝐚 𝐒𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐚𝐧𝐚 +18 || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora