Tal y como Gavi me dijo, nos fuimos a aquel barco, con sus amigos y las chicas.
Elena y Clara no se separaban de mí y me contaban muchas cosas para hacerme reír. Gavi hablaba con sus amigos no sé muy bien de qué.
Al ser la primera noche, estuvimos hablando todos hasta tarde y luego sacaron unas cajas enormes de plástico y empezaron a preparar mojitos.
Yo me encargaba de darle vueltas a todas las mezclas y cuando estuvo todo preparado, encendieron el altavoz y pusimos música a todo volumen.
Sinceramente no me había asomado para ver el mar. No es que me diera miedo, pero de noche, me daba un poco de respeto y la verdad es que no quería pensarlo demasiado.
Me serví el primer mojito y me senté en la zona de proa para dejar que el aire fresco golpeara mi cara. Sabía que no iba a tardar mucho en irme a dormir, anoche no había dormido bien y este fresquito me estaba dando sueño.
Alguien se sentó a mi lado y me giré para encontrarme con Juan Larios.
– ¿Qué haces aquí?– preguntó.
– Pues me has pillado quedándome caaasi dormida.– dije sonriendo.
– Como te vas a dormir ya hombre, si no es ni la una.– soltó.
– Ya, pero anoche no dormí y ahora mismo estoy que me caigo.
– ¿Por qué no dormiste?– preguntó.
– La verdad es que no lo sé, me puse a dar vueltas y cuando he querido dormirme, ha sonado la alarma un rato después.
– Con lo bien que sienta aplazarla eh...– murmuró.
Asentí dándole un trago al mojito.
Juan era bastante majo, y a veces te hacia reír bastante.
Nos levantamos y fuimos junto a los demás.
Al vernos llegar, Gavi me miró fijamente y luego lo miró a él.
Me senté a su lado y me tumbé un poco para ver las estrellas.
– ¿Qué hacíais los dos solos?
Sonreí y desvié la mirada del cielo a sus ojos.
– Hemos estado hablando un rato. Es majete.– dije susurrando.
– ¿Ah sí?– dijo.
Me reí y le pegué en el brazo.
– Eh, menos puño eh.– dijo entrecerrando los ojos.
– Cuidado, que te he roto el radio.– dije sonriendo.
– Casi. Y a ver que iba a hacer el Barça sin mí otros tres meses.– bromeó.
– Una fiesta, seguro.– respondí.
Me miró y me eché a reír cuando Elena se levantó.
– ¿Jugamos a las cartas?– preguntó.
Todos aceptamos y acabamos jugando al UNO.
Yo perdí de las primeras y aproveché para ir a echarme otro mojito.
Los demás ya iban demasiado sobrepasados pero yo la verdad es que no quería beber demasiado, porque entonces sí que no iba a dormir.
Estuvieron echando varias partidas y cuando se acabó el mojito y empezaron a estar cada vez más ebrios, decidieron ir yéndose a dormir uno por uno.
Yo me levanté y entonces fui al camarote. Fui a mi habitación y me puse el pijama justo cuando Gavi entró.
– ¿Qué haces aquí?
ESTÁS LEYENDO
𝐋𝐚 𝐒𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐚𝐧𝐚 +18 || Pablo Gavi
Ficțiune adolescențiTriana siempre ha tenido todo claro en su vida, pero lo que ella no se espera es un encuentro fortuito en la Feria de Abril.