XII

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Tal y como Gavi me dijo, nos fuimos a aquel barco, con sus amigos y las chicas.

Elena y Clara no se separaban de mí y me contaban muchas cosas para hacerme reír. Gavi hablaba con sus amigos no sé muy bien de qué.

Al ser la primera noche, estuvimos hablando todos hasta tarde y luego sacaron unas cajas enormes de plástico y empezaron a preparar mojitos.

Yo me encargaba de darle vueltas a todas las mezclas y cuando estuvo todo preparado, encendieron el altavoz y pusimos música a todo volumen.

Sinceramente no me había asomado para ver el mar. No es que me diera miedo, pero de noche, me daba un poco de respeto y la verdad es que no quería pensarlo demasiado.

Me serví el primer mojito y me senté en la zona de proa para dejar que el aire fresco golpeara mi cara. Sabía que no iba a tardar mucho en irme a dormir, anoche no había dormido bien y este fresquito me estaba dando sueño.

Alguien se sentó a mi lado y me giré para encontrarme con Juan Larios.

– ¿Qué haces aquí?– preguntó.

– Pues me has pillado quedándome caaasi dormida.– dije sonriendo.

– Como te vas a dormir ya hombre, si no es ni la una.– soltó.

– Ya, pero anoche no dormí y ahora mismo estoy que me caigo.

– ¿Por qué no dormiste?– preguntó.

– La verdad es que no lo sé, me puse a dar vueltas y cuando he querido dormirme, ha sonado la alarma un rato después.

– Con lo bien que sienta aplazarla eh...– murmuró.

Asentí dándole un trago al mojito.

Juan era bastante majo, y a veces te hacia reír bastante.

Nos levantamos y fuimos junto a los demás.

Al vernos llegar, Gavi me miró fijamente y luego lo miró a él.

Me senté a su lado y me tumbé un poco para ver las estrellas.

– ¿Qué hacíais los dos solos?

Sonreí y desvié la mirada del cielo a sus ojos.

– Hemos estado hablando un rato. Es majete.– dije susurrando.

– ¿Ah sí?– dijo.

Me reí y le pegué en el brazo.

– Eh, menos puño eh.– dijo entrecerrando los ojos.

– Cuidado, que te he roto el radio.– dije sonriendo.

– Casi. Y a ver que iba a hacer el Barça sin mí otros tres meses.– bromeó.

– Una fiesta, seguro.– respondí.

Me miró y me eché a reír cuando Elena se levantó.

– ¿Jugamos a las cartas?– preguntó.

Todos aceptamos y acabamos jugando al UNO.

Yo perdí de las primeras y aproveché para ir a echarme otro mojito.

Los demás ya iban demasiado sobrepasados pero yo la verdad es que no quería beber demasiado, porque entonces sí que no iba a dormir.

Estuvieron echando varias partidas y cuando se acabó el mojito y empezaron a estar cada vez más ebrios, decidieron ir yéndose a dormir uno por uno.

Yo me levanté y entonces fui al camarote. Fui a mi habitación y me puse el pijama justo cuando Gavi entró.

– ¿Qué haces aquí?

𝐋𝐚 𝐒𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐚𝐧𝐚 +18 || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora