Siempre he sido una chica intensa. Impulsiva y sobretodo muy cabezota.
Por eso no necesité terminar de cruzar la puerta aquel día para aceptar su propuesta. Aunque estaba claro que no pensaba dejar a mi mejor amiga aquí.
– Estamos locas.– murmuró Aitana arrastrando sus maletas por el aeropuerto.
– De remate.– coincidí.
Vi varios seguratas caminando y supe quien iba alrededor de ellos.
Así que eché a correr mientras arrastraba el carro de mis maletas.
– ¡Gavi!
Vi como todos los seguratas se paraban de golpe y entonces se abrieron paso haciéndole ver.
– ¿Hay sitio para dos?– pregunté sonriendo.
Me miró y entonces su sonrisa se ensanchó.
– Por supuesto.– murmuró.
Tras montarnos en el avión Aitana se quedó dormida y yo me abroché el cinturón.
– No te preocupes, va a ser un viaje muy corto, ni siquiera vas a enterarte de que has llegado.– dijo Gavi sentándose a mi lado.
Yo le sonreí y nos miramos fijamente durante un par de segundos.
Entonces el avión despegó y yo cerré los ojos con fuerza.
De pronto sentí una de sus manos agarrar la mía y acariciarla suavemente haciendo que me quedara dormida.
Gavi tenía razón.
Cuando abrí los ojos ya estábamos en El Prat.
Cogimos nuestras cosas y salimos mientras Aitana me contaba lo que se había soñado.
Al salir del aeropuerto vi a Fermín sonriendo y apoyado en un coche negro.
– Se va uno y vienen tres.– bromeó Fermín riendo.– Benvingudes chicas.– murmuró mientras se acercaba a abrazarme.
Tras saludarnos, nos montamos en el coche y entonces salimos de allí.
Yo iba observando toda la ciudad y lo grandes e inmensas que eran las calles.
– ¿Qué queréis hacer hoy? Tenemos descanso mañana.– murmuró Fermín mientras conducía y nos miraba por el retrovisor.
– Buena pregunta.– dijo Aitana sonriendo.
– Yo quiero ver la Basílica de la Sagrada Familia.– dije.
– Buena idea Triana.– murmuró Fermín.
Le sonreí y miré por la ventana.
Al llegar a casa de los chicos dejamos las maletas en la habitación y nos preparamos para poder salir.
Cuando salimos de la casa volvimos a montarnos en el coche y aparcamos cerca del centro.
Aitana y yo íbamos juntas y Fermín y Gavi iban delante de nosotras para disimular un poco.
Al llegar a la Basílica, Aitana y yo nos hicimos fotos.
Vi a Gavi y Fermín hablar y luego nos miraron.
– Nuestros amigos van a la playa.– dijo Fer.– ¿Venís?– preguntó.
– Sí, pero necesito comprarme bikinis, así que, ¿os vemos en casa?– dije.
Ellos aceptaron y Aitana y yo hicimos algo de turismo y después fuimos a comprarnos bikinis.
– ¿Qué te parece este?– preguntó Aitana.
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𝐋𝐚 𝐒𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐚𝐧𝐚 +18 || Pablo Gavi
Genç KurguTriana siempre ha tenido todo claro en su vida, pero lo que ella no se espera es un encuentro fortuito en la Feria de Abril.