VII

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Siempre he sido una chica intensa. Impulsiva y sobretodo muy cabezota.

Por eso no necesité terminar de cruzar la puerta aquel día para aceptar su propuesta. Aunque estaba claro que no pensaba dejar a mi mejor amiga aquí.

– Estamos locas.– murmuró Aitana arrastrando sus maletas por el aeropuerto.

– De remate.– coincidí.

Vi varios seguratas caminando y supe quien iba alrededor de ellos.

Así que eché a correr mientras arrastraba el carro de mis maletas.

– ¡Gavi!

Vi como todos los seguratas se paraban de golpe y entonces se abrieron paso haciéndole ver.

– ¿Hay sitio para dos?– pregunté sonriendo.

Me miró y entonces su sonrisa se ensanchó.

– Por supuesto.– murmuró.

Tras montarnos en el avión Aitana se quedó dormida y yo me abroché el cinturón.

– No te preocupes, va a ser un viaje muy corto, ni siquiera vas a enterarte de que has llegado.– dijo Gavi sentándose a mi lado.

Yo le sonreí y nos miramos fijamente durante un par de segundos.

Entonces el avión despegó y yo cerré los ojos con fuerza.

De pronto sentí una de sus manos agarrar la mía y acariciarla suavemente haciendo que me quedara dormida.

Gavi tenía razón.

Cuando abrí los ojos ya estábamos en El Prat.

Cogimos nuestras cosas y salimos mientras Aitana me contaba lo que se había soñado.

Al salir del aeropuerto vi a Fermín sonriendo y apoyado en un coche negro.

– Se va uno y vienen tres.– bromeó Fermín riendo.– Benvingudes chicas.– murmuró mientras se acercaba a abrazarme.

Tras saludarnos, nos montamos en el coche y entonces salimos de allí.

Yo iba observando toda la ciudad y lo grandes e inmensas que eran las calles.

– ¿Qué queréis hacer hoy? Tenemos descanso mañana.– murmuró Fermín mientras conducía y nos miraba por el retrovisor.

– Buena pregunta.– dijo Aitana sonriendo.

– Yo quiero ver la Basílica de la Sagrada Familia.– dije.

– Buena idea Triana.– murmuró Fermín.

Le sonreí y miré por la ventana.

Al llegar a casa de los chicos dejamos las maletas en la habitación y nos preparamos para poder salir.

Cuando salimos de la casa volvimos a montarnos en el coche y aparcamos cerca del centro.

Aitana y yo íbamos juntas y Fermín y Gavi iban delante de nosotras para disimular un poco.

Al llegar a la Basílica, Aitana y yo nos hicimos fotos.

Vi a Gavi y Fermín hablar y luego nos miraron.

– Nuestros amigos van a la playa.– dijo Fer.– ¿Venís?– preguntó.

– Sí, pero necesito comprarme bikinis, así que, ¿os vemos en casa?– dije.

Ellos aceptaron y Aitana y yo hicimos algo de turismo y después fuimos a comprarnos bikinis.

– ¿Qué te parece este?– preguntó Aitana.

𝐋𝐚 𝐒𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐚𝐧𝐚 +18 || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora