Especial 3/4

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Abandonados y nuevo miembro.

La rubia se sentía intimidada, después de tantos años por fin había vuelto a ver a su madre, la cual veía con felicidad a sus nietos y no dudo en abrazarlos, mientras tanto los gemelos se sentían incómodos y la apartaron de inmediato, corriendo a esconderse en su espalda. Sus manos temblaron, pues no tenía a la única persona que podía sostenerla y calmarla.

- Niños... ella, es su abuela. - dije, ellos siempre recibían alegremente a las personas desconocidas, por eso creyó que sería igual, pero simplemente la miraron y corrieron hacia su habitación, soltó un suspiro cansada. - Ya los viste, puedes irte. -
- ¿Vas a echar a tu madre? Puedo quedarme el tiempo que quiera, sino ¿como piensas que mis nietos van a quererme? Iré a descansar, mañana será un día largo. - Iba a reprochar, pero la anciana se metió a la habitación de invitados, dejándola sola con David.

- Solo será un semana, así podremos ponernos al tanto de todo. - asintió disgustada, le entregó al hombre un par de mantas, ya no había más habitaciones disponibles y tenía que dormir en el sofá. - ¿Por qué aquí? Quepo perfectamente en tu cama matrimonial. - lo escucho reírse por un tiempo, lo ignoró y subió las escaleras. - ¡Solo bromeo Ari!-

Primero paso por la habitación de los gemelos, los cuales ya estaban a nada de dormirse, sonrió al ver que Aldo tapaba a su hermana para luego correr a su cama y apagar la lámpara. Cuando llego a la suya simplemente cerró la puerta suavemente, marcó por décima vez al celular de su esposa la cual no contestó, vio el armario que compartían sin su ropa, sentía un enorme vacío en su pecho al verlo, estaba consiente que ella fue la razón de que Sam tomó la decisión de haberse ido.

Ambas habían discutido por la llegada sorpresiva de su madre, Sam seguía temiendole a pesar del tiempo y se dejó llevar por las provocaciones de David, ella no podía calmarla y con cada insulto que decía su paciencia estaba por terminar.

- Ellos no llevan tu sangre, no son nada tuyo, así que no los trates como si fueran tus verdaderos hijos, Ari es la única que puede tomar la decisión aquí, asi que solo vete. - esas palabras causaron que la castaña casi golpeara al hombre.

- Imbecil.- lo tomó su camisa. - Vuelves a decir algo más y juro que te romperé la cara. -
-Samantha basta. - ella la ignoró siguiendo amenazando al hombre, no fue hasta que que tiro uno de los arrojes más importantes que tenía. - ¡SAMANTHA BASTA!- fue suficiente para que la mirara sorprendida, pues nunca le había gritado. - Él tiene razón. Estoy tan cansada de escucharte, no dejas que piense un poco ¡solo quieres golpearlo! Eres un maldito estorbo para mi en estos momentos, asi que vete de una vez, ¡Vete!- se dio media vuelta para discutir más, su cabeza dolía.

- ¿piensas lo mismo que él? Que ellos no son mis... oh, entiendo. - la escucho susurar, su pecho dolio.- ¿Es así como piensas de mi? ¿soy un estorbo para ti?
- Y una molestia. - lo dijo lo suficientemente alto para que escuchara. - ¿Algo más? - solo pudo escuchar sus pasos subir a su habitación.

- Lo siento, esperemos a mi madre en el patio trasero. -David asintió, Sabía que lo que había dicho no estaba bien, pero solo se dejó llevar, y descargo su estrés en Samantha, cuando quiso subir a disculparse vio a los gemelos en su habitación. - Carajo..- vio el su armario sin la ropa de su esposa y habían maletas faltantes.

- Mami Sam se fue sin despedirse de nosotros, ¿por qué mami lloraba?- Capri fue la primera en decir una palabra, ella abrazo a ambos que se veían asustados.

Bad Girl (Rivari) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora