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Sucrette

Me encontraba en la puerta del aula A. No sabía si entrar, pero tampoco quería escaparme en el primer día de clases y que mis padres me regañaran.

Tomé el valor para entrar, cuando alguien pasa por mi lado y me da un empujón.

-No estés en medio de la puerta, idiota.-

Iba a contestar, pero me doy cuenta que era el idiota de Castiel.

Me da una mirada y una pequeña sonrisa, antes de entrar al aula.

"No puede ser que este imbécil sea un compañero de mi clase", pensé.

Al entrar al aula, me senté al fondo del aula donde nadie se había sentado todavía. Busqué a Castiel con mi mirada.

Lo vi riendo y charlando con un chico de cabellera gris que estaba a su lado.

Me hizo recordar a mis amigos. Los momentos que pasamos todos. Cada día fue increíble, a decir verdad, me hacían falta.

Todos los alumnos se encontraban hablando, y riendo, cuando el profesor abre la puerta fuertemente, con un montón de papeles en sus brazos y se dirigía hacia su escritorio, se formó un silencio absoluto.

-Buenos días a todos, estudiantes.-

El profesor tose un poco.

-Antes de comenzar, les comento que tenemos a una nueva compañera en la clase. Señorita, ¿se puede levantar un momento y presentarse delante de sus compañeros si no es mucha molestia?-

Obvio es mucha la molestia, no estaba preparada para esto.

Me levanto de mi asiento, y camino lentamente hacia al frente. Suspiro para intentar ignorar mis nervios.

-Hola a todos, mi nombre es Sucrette.-

Me quedé en silencio mirando hacia el suelo, mientras tocaba mis manos, estaba muy nerviosa.

-¿Qué nos cuentas además de tu nombre? ¿Por qué te inscribieron en el Sweet Amoris? ¿Tienes algún pasatiempo?-

¿Pero quiere qué cuente mi vida?

-Eh, bueno... Me inscribieron a este instituto, ya que mis padres y yo, nos tuvimos que mudar a Amoris. Cantaba en una banda de rock que tenía con mis amigos.-

Sonreí con nostalgia.

Oh, qué interesante! Tienes un compañero con unos intereses iguales a los tuyos, ¿verdad, Castiel?-

Si, me imaginé que sería él.

Alcé mi mirada para intentar buscarlo, cruzamos nuestras miradas, estaba mirándome fijamente.

Suspiró y quitó su mirada, para dirigirla a la ventana ignorando el comentario del profesor.

-Bueno, es un placer que estés aquí, mi nombre es Farrés, soy el profesor de historia, ya te puedes ir a sentar, gracias por tu presentación.-

Me fui rápidamente hacia mí asiento y puse mi cabeza en la mesa para así tratar de quitarme el calor que sentía de la vergüenza.

Soy tímida en algunas situaciones de mi vida, por ejemplo, en este tipo de situaciones, pero al cantar o el que me traten mal, soy todo lo contrario.

Así que si ese idiota de Castiel me trata de la misma manera como en el patio, no me quedaré callada.

Idiotas como él, no merecen mi amabilidad.




Pasaron 40 minutos, la clase de historia había llegado a su fin.

𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒 - 𝐂𝐀𝐒𝐓𝐈𝐄𝐋 | 𝗖𝗗𝗠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora