Castiel
Son las 12 del mediodía del día siguiente. Desde anoche ni en estas horas que han pasado, he hablado ni un poco con Sucrette. Hemos tenido que hacer actividades juntos, por ejemplo, recoger basura de algunas cosas tiradas por ahí en el bosque, pero no nos dirigimos la palabra.
Hubieron algunas miradas entre nosotros, pero Sucrette me miraba como con resentimiento y enojo, y quitaba la mirada rápidamente.
No es tampoco que me interese mucho. Al verla quitar su mirada, hacía lo mismo, pero como que está situación se estaba volviendo algo incómoda.
Ahora me encuentro almorzando spaghettis con Lysandro, en una de las cuantas mesas de picnic de manera que habían en el exterior.
—¿Pasó algo con Sucrette? —pregunta Lysandro.
—¿Siempre has sido tan metido en cosas que no estás involucrado? —dejé mi tenedor a un lado.
—No tanto, pero a decir verdad, desde que Sucrette entró al Instituto, a hecho tu vida más interesante. Sigues con ese carácter de siempre, pero estás algo diferente. —Lysandro toma un sorbo de su jugo de naranja que se pidió.
—¿Interesante? Yo creo que dirías que mi vida se a hecho una molestia para mí. —suspiré mientras sacudía mi cabello.
—Yo no entiendo cuál es la razón de tu odio hacia Sucrette. —me miró con curiosidad.
—No lo sé. Su simple existencia me hace enojar. Y ese talento que tiene en el canto, me tiene preocupado.
—¿Por qué debería de preocuparte?
—Porque tu y yo en nuestros futuros planes tenemos pensado hacer una banda de rock y va hacer increíblemente famosa, pero ella tiene esa misma pasión que la mía. ¿Imagínate que ella también tenga una idea parecida a la nuestra? Tal vez, sea para nosotros algo difícil ese sueño.
Lysandro suspiró.
—Yo también había pensado en eso. Pero, ten en cuenta que todavía estamos en el Instituto y no sabemos que pasará en el futuro, además, nada es fácil en esta vida, y si queremos seguir nuestro sueño, tendremos que tener complicaciones, nada es fácil y menos en este mundo de la música. Siempre va a haber competencia. —Lysandro cerró sus ojos por un momento, sacó su libreta y empezó a escribir.
Al escuchar sus palabras, me di cuenta en lo niño que estaba actuando. Parecía un niño malcriado en el que qué quiere todo fácil. Sus palabras hicieron que me doliera en el orgullo, pero él tenía razón, así que preferí no contestar nada al respecto.
Entre los dos, Lysandro siempre a sido el más maduro. Se podría decir que puede parecer un hermano mayor. Aveces me pregunto como Lysandro me soporta. Reí un poco.
—¿Por qué te ríes? —pregunta Lysandro sin quitar la vista de su libreta.
—Nada, por nada. —me levanté de la mesa. —Vengo enseguida. —no esperé una respuesta de parte de mi amigo, y empecé a caminar.
Me dirigía hacia unos bebederos para despejar mis pensamientos. Abrí la llave, y bebí agua. Sentí que alguien se acercó a otro bebedero muy cercano, era Sucrette. En un intento de tomar agua rápido e irme sin que se diera cuenta, por alguna extraña razón, me atraganté con el agua y empecé a toser; llamando la atención.
«Mierda...», pensé.
Sucrette solo me miró con su ceño fruncido dando un suspiro mientras se acercaba al bebedero. Abrió la llave, con una de sus manos agarra su cabello negro azabache y se lo tira hacia atrás. Al verla, tosí a propósito para calmar mi corazón que latía fuertemente.

ESTÁS LEYENDO
𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒 - 𝐂𝐀𝐒𝐓𝐈𝐄𝐋 | 𝗖𝗗𝗠
Romance--¡Castiel X Sucrette! Sucrette, una chica amante del rock, que tiene sus increíbles amigos y tiene una pequeña banda de rock con ellos, pero esa felicidad se acaba rápido. ¿Se tiene que mudar a una ciudad llamada Amoris? Nueva ciudad, nueva casa, n...