Sucrette
Entiendo totalmente la reacción de haberme quitado mi mano bruscamente.
O sea, ¿qué estoy haciendo?
¿Desde cuándo hay tanta confianza para que yo venga a tocarle su mejilla?
Bajé mi mano y mi mirada rápidamente de la vergüenza, pero me acordé de las preguntas que le acabo de hacer a Castiel.
Regreso mi mirada hacia él, y se encontraba de la misma manera todavía. Parecía que estaba demasiado sonrojado.
-Castiel, oye, ¿no estás enfermo? Estás totalmente rojo, ya ni sé cuál es tu cara ni tu cabello.-
Pegué una carcajada.
Castiel solo me miró con sus ojos entrecerrados, sin reírse, sin mostrar ningún tipo de expresión, pero, se encontraba de la misma manera, sonrojado.
-No, estoy bien.-
Castiel suspiró.
Tosí un poco. Su respuesta seca no me la esperaba, me esperaba algo más, sarcástico, alguna broma por ahí, pero nada. Esto es extraño, tanto como su sonrojo.
-¿Qué estabas hablando con Nathaniel? Parecía que estaban discutiendo.-
-Oh, bueno... Nathaniel me pidió que le hiciera un favor, pero me negué.-
Obviamente, no le diré nada, eso no está en mis planes.
-¿Un favor? Me sorprende de Nathaniel. Nathaniel siempre quiere ser el niñito perfecto e independiente.-
Castiel cruzó sus brazos.
-Si, lo noté. Las vibras que da son específicamente esas.-
Reí un poco.
-¿Qué tipo de favor era?-
-Te gusta meterte en lo que no te importa, tomate.-
-¿Tomate? ¿Me pondrás ese apodo, en serio? Eres bien inmadura, niñita.-
-Si, claro, habla el que casi dos horas atrás me dijo: "tabla de planchar." Algo más inmaduro que eso no existe.-
Lo miré con enojo.
Aún recordaba ese "lindo" apodo que me dio.
-Si... Sobre eso...-
Se profundizó un silencio que se quebró bastante rápido.
-¿Te has dado cuenta de que tienes muy poco pecho? No tienes nada ahí arri...-
Se escuchó una fuerte cachetada.
Era yo, nuevamente, pero ahora en la otra mejilla.
-No sabes cuándo parar.-
Sin más que decir, me dirigí hacia el jardín que se encontraba hacia la derecha del patio.
Escuchaba los pasos de Castiel detrás de mí, y caminaba más rápido para así evitarlo.
Apresuró más el paso hasta que logró alcanzarme.
Agarró mi mano con algo de fuerza, pero sin ser brusco.
Esa acción causó que le prestara atención y lo mirara fijamente a sus ojos grises.
-Era una broma nuevamente. Tengo las dos cachetadas merecidas.-
Se encogió de hombros, mientras reía un poco.
-Que bueno que lo sabes.-
-Antes de decirte esa broma por segunda vez, quería decirte que me pasé con ese comentario, y que pues, lo siento.-
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𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒 - 𝐂𝐀𝐒𝐓𝐈𝐄𝐋 | 𝗖𝗗𝗠
Romance--¡Castiel X Sucrette! Sucrette, una chica amante del rock, que tiene sus increíbles amigos y tiene una pequeña banda de rock con ellos, pero esa felicidad se acaba rápido. ¿Se tiene que mudar a una ciudad llamada Amoris? Nueva ciudad, nueva casa, n...