Neuf

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𝓓𝓸𝓾𝓵𝓮𝓾𝓻 𝓮𝓽 𝓹𝓪𝓼𝓼𝓲𝓸𝓷

Su corazón latía tan fuerte que parecía salirse de su pecho. Remus se detuvo en un pasillo desierto, pasó una mano por su cabello desordenado y se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el suelo. Sentía que se moría; sus sollozos resonaban a lo largo del pasillo mientras su cuerpo temblaba incontrolablemente.

-Al carajo con todos -fue lo único que pudo pronunciar. Su respiración se volvía cada vez más pesada y la vista le fallaba. Estaba cansado de todo, absolutamente de todo.

-¡Lupin! -exclamó un apresurado Lucius, acercándose rápidamente. Se arrodilló junto al castaño y tomó su rostro entre sus manos- ¿Te encuentras bien?

Un horrible sentimiento cruzó su corazón al ver el rostro de su lunita, marcado por el apretón del Ravenclaw. Las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas y su mirada reflejaba un pánico terrible. Se sentía tan culpable por no haber llegado antes para evitar que le hicieran daño; ni siquiera podía imaginarse lo que había ocurrido antes de su llegada.

-Aléjate -dijo Remus, apartando con rudeza las manos de Lucius de su rostro- Largo, no quiero que estés aquí -respondió con un tono brusco mientras se alejaba.

-Remus... -Lucius se quedó sin palabras, observando a Remus mientras este desviaba la mirada y tomaba distancia.

-Gracias por quitar a Iskender, pero no debiste meterte. Ya hiciste tu buena obra del día, Malfoy, ahora vete.

-No, yo... -intentó acercarse, pero se detuvo al ver la mirada de advertencia de Remus- Solo quiero saber que estás bien. En serio, estoy preocupado por ti, Remus.

-¿Que si estoy bien? ¡Por Merlín! Estoy que me lleva el carajo, me siento patético y no necesito tu falsa empatía. Por favor, es la última vez que te lo digo: vete, Malfoy, y olvida este suceso -dijo Remus mientras pasaba las manos temblorosas por su cara, intentando mantener la calma. Se recostó contra la pared y cerró los ojos- Malfoy, largo, ahora.

-No -respondió el rubio, sentándose frente a Remus, aunque mantuvo su distancia y miró al suelo-. Aunque no quieras hablar, me quedaré aquí contigo, no te dejaré solo. No me iré -dijo con decisión.

-¿Qué? -Remus abrió los ojos y miró a Lucius, recorriéndolo con la mirada y frunciendo el ceño- Tuve un día pésimo, y ahora vienes tú a arruinarlo más. No entiendo tu necedad. No somos amigos, ¿por qué quieres estar aquí?

-Ya te dije, me importas. No cuestiones eso, solo ten en cuenta que me importas. Me quedaré aquí. Si quieres que me calle, lo haré, pero no me pidas que te deje solo.

-Bien -fue lo último que dijo Remus antes de volver a cerrar los ojos. No tenía fuerzas para cuestionarse por qué el Slytherin estaba tan insistente en estar a su lado. Su cabeza estaba a punto de estallar, así que optó por desconectar sus pensamientos.

Pronto sintió alivio. Una energía extraña recorrió todo su cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, una calidez reconfortante. Supo en ese momento que era magia, claramente no suya, una magia tan pura y cálida que le hizo soltar una pequeña sonrisa, apenas visible. Su ansiedad se calmó, el temblor cesó al igual que las lágrimas, y su mente se serenó.

-Gracias -murmuró.

-No hay de qué, Rem -sonrió Lucius, poniendo un pequeño chocolate entre las manos de Remus-. Esto te hará sentir mejor. Come.

Aun así, Remus no lo hizo. Solo se quedó con el chocolate entre las manos, los ojos cerrados. El silencio empezó a reinar en el ambiente, pero ya no era incómodo. Solo estaban ellos dos, en absoluto silencio, disfrutando de la compañía del otro. El tiempo pasó. El castaño pensó que pronto el Slytherin se iría, pero no fue así. Los primeros minutos pasaron, luego la primera hora, y así siguieron hasta que empezó a salir el amanecer.

Moony [R'L/L'M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora