Capítulo 4

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Harry se despierta a las seis y media de la mañana sintiéndose como un hombre nuevo.

Por un momento, no está muy seguro de dónde está o qué está pasando, pero solo le toma unos segundos a su cerebro bien descansado reconocer que sí, está en casa, y sí, hay un omega a su lado, y sí, ese omega a su lado es el responsable de que Harry tuviera el mejor descanso que había tenido en meses, sino años.

Deja escapar un suspiro feliz, asimilando el sentimiento. El omega a su lado no solo duerme cálido y suave, sino que Harry se siente absolutamente increíble. Su mente se siente tranquila y completamente funcional ahora que no tiene que intentar superar el agotamiento, y no experimenta ninguno de los dolores que a menudo persisten en sus músculos después de sus entrenamientos diarios porque no duerme lo suficiente para que su cuerpo se repare. Se siente fuerte y estable sólo después de haber dormido una noche.

Es un sentimiento al que podría acostumbrarse.

Louis todavía está exhalando respiraciones constantes a su lado, profundamente dormido, y Harry no puede evitar acurrucarlo más cerca.

El hombre al lado de Harry en la cama es básicamente todavía un extraño, pero hay algo en él que tira de las fibras del corazón de Harry y hace que no quiera dejarlo ir. Aun así, reconoce que esos sentimientos probablemente no sean algo que deba expresar en voz alta si quiere mantener su contrato.

Simplemente se queda allí por un rato, disfrutando de lo bien descansado que se siente y al mismo tiempo trata de oler a Louis tanto como puede por encima de los supresores. Probablemente fueron aplicados hace doce horas, por lo que están comenzando a desvanecerse, pero Harry sigue sin ser capaz de apreciar su aroma mucho más que anoche. Si ya huele tan bien con supresores, ni siquiera quiere pensar en lo bien que huele sin ellos.

En realidad, quiere pensar en ello. Quiere pensar mucho en ello.

Harry ha estado acostado allí durante aproximadamente una hora y se está inquietando al comenzar el día cuando se da cuenta de que ya no escucha esa respiración profunda del omega que yacía a su lado. De hecho, hace tiempo que no lo escucha.

—Louis—, susurra Harry, por si acaso.

Louis abre un ojo y mira a Harry. Luego abre el otro y parece completamente despierto.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto? —, pregunta incrédulo.

Louis se encoge de hombros y se libera del agarre de Harry, sentándose en la cama con cierta distancia entre ellos. Bosteza adormilado, y algo en el gesto hace que Harry quiera volver a abrazarlo inmediatamente, pero sabe que no es el movimiento apropiado.

—Pensé que te dejaría olerme un poco más—, dice Louis, con un poco de picardía brillando en sus ojos.

Harry se sienta allí y mira boquiabierto al omega, asombrado de que realmente lo hayan pillado.

En los últimos años de éxito, Harry se ha acostumbrado a que los omegas lo adulen, coqueteen con él y le dejen la ropa interior antes de que tenga la oportunidad de preguntar. Las únicas excepciones a ese trato por parte de los omegas son su madre, su hermana y aquellos que Harry considera sus amigos más cercanos. Es inusual que Harry reciba este nivel de descaro y humor de un omega que no encaja en una de esas categorías.

No sabe mucho sobre Louis, pero sabe que plantea un desafío, y eso a Harry le encanta. No le hace querer nada más que recostarlo en la cama de Harry por un rato más, abrirlo —, en más de un sentido—, y aprender todo lo que lo motiva.

Sin embargo, sería inapropiado, ya que se trata sólo de una transacción comercial. Un servicio pago, nada más.

—Entonces, ¿cómo has dormido? —, dice Louis, sus manos ajustan delicadamente su flequillo. Su cabello está un poco más despeinado que anoche y hay un pliegue de la camiseta de Harry en la mejilla de Louis, pero por lo demás, luce tan radiante como cuando llegó.

The Space Between • [ls ; traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora