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❝𝖺 𝗏𝖾𝗋 𝗌𝗂 𝗍𝖾 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘥𝘦𝘴 𝗁𝗈𝗒 𝗊𝗎𝖾 𝗒𝗈 𝘦𝘴𝘵𝘰𝘺 𝘴𝘰𝘭𝘰.❞
⋆; 𝗈𝗆𝗇𝗂𝗌𝖼𝗂𝖾𝗇𝗍 𝗇𝖺𝗋𝗋𝖺𝗍𝖾𝗌.
Adriana acariciaba su panza sentada en el sillón que se encontraba en el living de su casa, luego de haber colgado la llamada que había tenido con Carlos, quien le contaba lo lindo que era el hotel dónde se estaban hospedando junto con sus compañeros de Boca, en Lujan. De repente, la mujer escucha unos golpes en la puerta y se levanta despacio de su lugar.
⸺Sí, ¿Quién es?⸺ Pregunta con cierta desconfianza.
⸺Ma, ¿Quién es?⸺ Cuestiona su hijo desde su habitación.
⸺Shh, quédense adentro.⸺ Ordena al pequeño y a sus hermanos.
Golpean nuevamente y ella se pone al lado de la puerta.
⸺¿Quién es?⸺ Vuelve a preguntar ella frunciendo su ceño.
⸺¿No tenés una ropita que te sobre?⸺ Se oye del otro lado una voz similar a la de una anciana.
⸺No no, no, no tenemos nada.⸺ Responde Adriana.
No recibe respuesta alguna y de la nada la puerta es abierta por una patada, ella grita asustada, viendo entrar a Hernán.
⸺Callate wacha, callate.⸺ Habla entre dientes el menor agarrándola por el cuello.
⸺¡No, no, por favor!⸺ Le pide la mujer con la voz quebrada.
⸺Callate la boca, callate la boca wacha. Te voy a matar, te voy a matar a vos y a tus hijos, te voy a hacer mierda todo.⸺ Amenazaba el muchacho pero ella seguía gritando con desesperación. ⸺Callate la boca.⸺ Le repite tieandole del cabello. ⸺Quedate ahí, quedate ahí quietita. Callate porque te voy a matar.⸺
Hernán apoya la cara de la mujer contra la mesa, mientras su hijo comienza a gritar.
⸺¡Abuelo, abuelo!⸺ El niño trataba de llegar a la ventana de la cocina, la cual podía verse desde la casa del mayor de los Tevez. ⸺¡Tiene a mamá abuelo, abuelo!⸺ Seguía gritando mientras Hernán se acercaba a él.
⸺Callate pendejo de mierda.⸺ Habla bajo apuntándole al chico con su arma. ⸺Callate pendejo, callate.⸺
En completo silencio, Adriana se acerca al menor con un sartén en la mano, el cual impacta con fuerza contra la cabeza del muchacho, haciéndolo caer desmayado. Ella aprovecha esto para esconderse con sus hijos en la habitación, temblando y con los ojos llenos de lágrimas, mientras les tapaba la boca a los niños para que no emitieran ningún sonido. Luego de unos segundos, Hernán despierta, toca su cabeza y se da cuenta de que estaba sangrando. Se levanta del piso con dificultad y sale de la casa para comenzar a correr por los pasillos. Mientras, el abuelo de Carlos y Chito intentan dispararle. Entre corridas y tiros, se cruzan con una mujer embarazada que estaba cerrando su negocio, ella comienza a insultarlos por lo que estaban haciendo. Hernán se da la vuelta con el arma en la mano, y sin querer se le escapa un disparo que impacta la panza de la chica, haciéndola caer al piso. Su abdomen sangraba sin parar, su marido la tenía entre sus brazos mientras lloraba, y finalmente, la mujer fallece. Hernán entra en desesperación y comienza a pedir perdón, para luego huir de allí entre lágrimas.
