Capitulo 23 (+18)

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Salí hacia la acera y lo ví caminando a la mansión, así que corrí entre la lluvia y el barro que manchaba mis zapatos. Nada de eso me importo más que alcanzarlo.

Tenía que decirle que yo tampoco podía dejar de pensar en el.

En lo que sentía.

—Malkon...—le grité llegando a su lado, tomando su mano y deteniendo sus pasos.

Nuestros cuerpos estaban empapados por la lluvia que caía sobre nosotros. El me miró y yo lo mire.

—No estoy para tus tonterías. —me miró molesto.

—Yo también siento cosas por tí, aunque eso ya debes deducirlo. —solte de una, viendo sus ojos clavarse con un brillo en mí.

—¿Estás segura? ¿Podrás con esto?. —yo no le di palabras, solo me acerque por completo y lo bese, llevando mis manos a su cuello.

Sus manos me tomaron por la cintura y me pegó más a su cuerpo, profundizando el beso, un beso con hambre,con ganas de sentirnos sin nadien de por medio, dejando florecer nuestros sentimientos.

Malkon tomo mi nuca y guío el beso, enredando sus dedos en mis cabellos, chupando mi labio, metiendo su lengua en mi boca y saboreando todo de ella.

—Me tienes loco. —me dijo entre el beso. —Eres una intrusa... —me mordió el labio y lo soltó haciendo este rebotar, produciendo un escalofrío en mi cuerpo.

—Y tu un idiota. —lo sentí sonreír sobre mis labios.

—Te metiste en mi casa... —beso mi quijada, jalando mi cabeza hacia atrás, dejando que las gotas de la lluvia me diera en la frente. —Te metiste en mi vida...—bajo a mi cuello y chupo un poco, haciendo mi cuerpo gelatina en sus manos. —Te metiste en mi mente, hasta volverme loco...—su lengua húmeda recorrió desde mi cuello hasta mi oído, chupando el lóbulo de la oreja, dejando que un suave gemido brotara de mis labios. —Pero sobre todo te metiste aquí. —tomo una de mis manos y la dejo sobre su pecho, allí donde sentí su corazón latir.

Un sonido que se volvió mi favorito desde ese instante.

—Eres mía. —me miró contemplando mi rostro, haciendo todo dentro de mi estremecerse. —Intrusa....—y volvió a besarme con ganas, unas que yo también tenía, apretando mi cuerpo al suyo, dejando que sus manos apretaran mis muslos, mis nalgas y mis caderas.

Haciendo mi cuerpo estremecer con cada toque de sus manos.

—Y tu me tienes pensando en ti todo el tiempo. —le dije rompiendo el beso, pegando su frente a la mía. —Te has tenido en mi piel. —separe nuestras frentes y lo mire a los ojos. —Siempre he sido tuya, incluso mucho antes de yo saberlo. —al terminar de decir eso su boca se curvo en una sonrisa sexy que me gustó mucho.

Me grabé cada detalle de el.

Porque después de esto, venía la tormenta.

Y teníamos que ser fuertes.

Malkon tomo mi mano y me la beso, un gesto que me erizo los bellos del brazo.

En silencio me jalo suave la mano y me hizo caminar bajo la lluvia a su lado, rumbo a la mansión. Dónde dejamos los zapatos en la puerta y entramos al salón, uno que siempre me dejaba impresionada de lo hermoso que era todo.

Me guío por las escaleras al segundo piso y me llevo a su habitación, haciendo mi corazón latir deprisa imaginando que haría una vez allí.

Pero no fue lo que pensé. Solo me dió una toalla y una camisa grande de el color negra.

—Usa el baño, quiero enseñarte algo. —el tomo una toalla y un mono para luego salir de la habitación.

Yo no dije nada solo asistí y entre al baño, dejando las cosas sobre una cómoda que estaba en el rincón al lado del lavado. Me mire al espejo y estaba echa un desastre con el maquillaje corrido y toda mojada.

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