our first date

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Charles no quiere pensar demasiado acerca de su cita con Max, principalmente para evitar hacerse demasiadas ilusiones. No es que espere algo extremadamente elaborado pero por lo detallista que se ha demostrado el menor, le hace querer creer que será más creativo que una ida al cine o una cena en un restaurante promedio.

Cuando llega la hora de cerrar, se despide de sus compañeros y aunque estos se ofrecen a quedarse un poco más y ayudarle a limpiar, él se niega aunque agradece de igual manera.

Asiente y tararea al ritmo de la canción que se reproduce en los parlantes mientras se pasea de mesa en mesa, limpiando estas con cuidado, ama este momento del día en donde puede dejar su mente en blanco y poner amor en su negocio por el que tanto a trabajado.

No es hasta que escucha unos golpecitos en la puerta que levanta la mirada y se encuentra con el joven de ojos azules que le sonríe de inmediato, su mirada entonces se dirige al reloj en la pared. Mierda, voy diez minutos tarde.

Con prisa, se dirige a la puerta y permite que Max se adentre en el local, de inmediato su mente comienza a generar excusas y su boca a expresarlas.

"Lo siento tanto, Max, no me di cuenta de la hora y se me hizo tarde. Discúlpame, apago todo y podemos irnos, ¿o prefieres dejarlo para otro día?" Antes de que pueda correr a buscar sus cosas en pánico, siente el agarre suave de Max en su muñeca y cuando lo mira a los ojos, se encuentra con esa expresión tranquila, sonriente pero no burlona.

"Calma, no vamos tarde a ninguna parte. Y en todo caso, soy yo el que llegó con diez minutos de retraso a recogerte."

Charles no sabe que hacer, y termina por respirar profundo en un intento de ordenar sus pensamientos. "¿No estás enojado?"

"Claro que no." Sonríe como si fuera una tontería y finalmente le suelta, dando una mirada a su alrededor. "¿Te falta mucho? Puedo ayudarte, así podemos irnos pronto y no terminas muy cansado."

"No es necesario, Max, puedo llegar temprano en la mañana y terminar."

"Hey, dejame ayudarte, ¿si? Así podrás dormir un poco más en la mañana."

Charles termina por acceder, aparentemente el rubio puede llegar a ser más terco que él. Mientras limpia el mostrador observa discretamente a Max barrer al otro extremo del local, el neerlandés mantiene esa sonrisa dulce y de vez en cuando murmura la letra de la canción que se reproduce en el fondo, completamente enfocado en cumplir con su tarea prolijamente.

Quince minutos después las luces se apagan y ambos jóvenes pisan la acera y cierran la puerta tras ellos.

La noche es perfecta, piensa Charles, el cielo está estrellado, no hace frío ni hay señales de que lloverá pronto, no se siente cansado. De hecho, nunca antes ha tenido la energía y el deseo que siente ahora mismo de ver a dónde los llevará la noche.

"¿Entonces? ¿Cuáles son tus planes, niño lindo?" Se dirige al rubio con confianza, Max no le responde, solo le ofrece su mano y Charles la toma dudoso.

Cruzan la calle y Charles no entiende nada, ahora están frente a la floristería que ya el menor ha cerrado hace un buen rato. Por un momento piensa que tal vez Max olvidó algo adentro hasta que este lo jala hacia la puerta junto al local que probablemente es la entrada para los pisos sobre este.

Observa al rubio abrir y lo sigue escalas arriba, uno, dos, tres...seis pisos de escalones hasta llegar a una puerta de metal que revela el cielo estrellado una vez más. 

Charles se adentra seguido por Max, se encuentran en la terraza del edificio, y es preciosa, decorada con todo tipo de flores y suaves luces led que los rodean. Nota también, en el centro, una manta extendida en el suelo y sobre ella varios cojines, diferentes platillos y bebidas, un mini altavoz y obviamente, un jarrón con preciosos tulipanes blancos, un picnic bajo la luz de la luna no era lo que se esperaba pero era algo que su alma necesitaba, sentirse merecedor de detalles tan elaborados como este.

Vainilla latte y Un ramo de tulipanes - LestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora