Tumbada.

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Estoy tumbada.
Hundida en el suelo de madera,
sucio,
tierroso,
polvoriento.

Atada por el tobillo,
a una sombra.
La sombra de una luz,
que no puedo alcanzar,
ni tocar,
ni desear.
Solo puedo amarla locamente
hasta el cansancio,
Hasta que se me quiebre el corazón
en mil partes.
Tiñendo el suelo oscuro de carmín,
y mi pecho vacío,
del rojo oscuro de la sangre.

La cama se estremece,
La sombra se mueve,
se expande, cubre el espacio,
me abraza.
Me hundo en ella.
Se lleva consigo,
mis lágrimas rojas.

Sobre la cama,
que se siente lejana ,
desde el suelo,
la luz
danza al compas de una voz.
Esa voz dulce
que me rompe los tímpanos.
La luz la sigue,
detrás suyo,
solo queda su sombra,
Tumbada conmigo,
sin mí.

Atada.
No puedo caminar.
Hundida.
No puedo respirar.
La luz hiere mis ojos.
En un mar de lágrimas rojas.
Estoy muriendo.
Por tu culpa.

En la oscuridad,
solo busco la luz.
Me hundo en mis lágrimas,
de cansancio.
Estirando los brazos para alcanzarla,
para no hundirme más
Pero fallo.
Una sombra
acaricia mi cabeza,
solitaria.

Puedo sentir
como mi cansancio
adormece mi cuerpo,
como la sombra,
se traga mi energía,
mi amor.
Y me llena de dolor.
Así,
me duermo.
En sus brazos, lejos.

Por qué,
luz mendiga.
Me tienes esperando de tu cariño.
Encadenada
a la sombra
de tu verdadero ser,
a la sombra
de todo lo que pudo ser.
Me tienes llorando,
amándote
desenfrenadamente,
en la oscuridad.
Sin poder irme.

Con hambre de amor,
sin retribución alguna
por el que dí,
por el que perdí.
Todo lo que perdí,
me lo robaste:
En esas noches,
dónde espere paciente,
ser acariciada por la luz.
Pero fui
tragada por la sombra,
hundiendome más y más,
sin descanso.

Y su voz.
Cómo odio su voz.
Te llama, luz mendiga.
Y la escuchas,
y la apoyas,
y la amas,
y la piensas,
y la extrañas,
y la consientes,
y la quieres.
Todo.
Lo que yo fui.
Robado.

Se la lleva el viento,
su voz
que te silba,
yéndose:
Después de que la amaste.
Me mira de reojo.
Solo veo su lastima,
y mucho de su odio.
Ella cierra la puerta.
Dejandome,
tumbada,
Sobre tu sombra.





Enferma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora