Enferma.

Reflexión.

Acostada. Me siento atada.
Creo tener las palabras para describirlo.
Solo quisiera ser libre, solo por una vez.
Pero no quiero morir, no sé, todavía no estoy segura de quererlo.
Puede que haya otra salida.
Yo quiero que haya otra salida.
Quiero salir.
Quiero correr lejos de todo.
Solo quisiera que fuera posible.
Pero no.

No podría, aunque quisiera.
¿Por qué? El mundo es horrible.
Cada día me enfrasco más en las notas, en las entrevistas, en los reclamos, en la realidad. Y eso me lleva a perderme. Es que no sé qué hacer. Si el mundo es tan terrible. Si mi prisión no se puede romper.

No sé nada, es algo que siempre supe.
Ni idea cómo remediar la curiosidad,ni el deseo de salir de acá.
No hay manera racional, me fundo en las fantasías de un mundo en el que logro; por fin, ser libre. Y estoy cuando salgo, cada puta vez, al borde de la locura.

Por cosas, que no sé si creer, de las que adquirí conocimiento, a lo largo de los años. Ese conocimiento que está carcomiendome, generadome dudas. Profundos vacíos de ignorancia que no se llenan con nada.

Sé que mi cuerpo, sé que incluso mis deseos no lo son. Todo es nada más que una acción biológica.
Me sentí devastada.
No solo eso, el mundo gira en torno a esas necesidades, la gente y la basura de la humanidad. Se aprovechan de ellas, de las necesidades. Potenciandolas. No hay salida alguna. Algo que ya era necesidad, se vuelve hago vital. Mortal.
No tenerlas satisfechas podría matarte. Nos volvemos adictos a estar completos.
Y yo me siento dividida.

No sé cómo sentirme al respecto.
Porque la pared que me separa del cielo es tan inmensa y gruesa que ya sé. No hay nada que hacer.
Porque el mundo es tan crudo. Es cruel.
Me encantaría romperlo.
Quemarlo.
Porque la libertad.
Yo no creo que sea la única que quiera libertad.
No soy la primera.
No soy la última.
Quisiera hacer algo. Lo que sea.
Sin que los hilos me muevan.
Quisiera hacerlo, por mi cuenta.

Y ahora todo se vuelve tan profundo y vacío. Vacío de sentido. Porque no lo tiene, en realidad nosotros no creo que lo tengamos. No lo entendemos porque el sentido no nos lo damos nosotros. Nos lo dan a los que le somos útiles. Para los que nacimos, con un propósito que los beneficie. Tarde o temprano.

Devuelta no entiendo, no llego.
Es como si la conclusión se me escapara.
Cómo yo me escapo de la realidad plana.
Como huyo del hipnotismo, para intentar encontrar la verdad.
Pero quiero vivir.
Quiero SOBREVIVIR.
Mis necesidades mortales me atan. No puedo ser libre. No puedo salir a ver el mundo. Porque moriría. Podrían matarme.
Podría perder la cabeza.
Pero a este punto, no estoy muy segura de que sea malo.

Estoy planteandome.
¿Qué tan malo sería el costo?
Sé que no estoy preparada para salir.
Pero es como si siempre algo me terminara empujando afuera.
Siempre termino tomando el camino, "equivocado", no porque quiera. Me da cagazo. Sino porque siempre termina pasando.

Y una vez más, si, otra.
¿Son mías las decisiones, son míos, los deseos?
¿Yo estoy eligiendo el camino?
O en realidad todo lo que vivo, es una farsa.
Atrapada adentro de una caja como un bicho.
Y el vacío está sacudiendo la caja.
Hasta que me mate.
Sin poder salir.

No sé si sentir.
¿Sentir es correcto ahora?
Porque pensar, no parece funcionar. No del todo.
A lo mejor ninguna.
No sé que busco.
Pero siento como si el tiempo, igual que todo. Se me resbalara. No puedo controlarlo, nadie puede. Se me escapa.
Y sé que no va a a alcanzarme. Tengo la certeza, por lo menos esa. Esa sola.

Es complicado siquiera saber que deseo hacer.
Quisiera conocer tantas cosas, hacer tantas cosas. Ansió, libertad. De hacer, de desear, de pensar. Ni siquiera sé si por primera vez. Cómo se sentirá.

Creo que estoy seriamente enferma.
Puede que tenga alguna neurodivergencia.
O a lo mejor no es mi cerebro. Sea algo más.
Hay algo que me está tirando como una soga. Tan lejos.
Y me quiero ir.
Pero voy a extrañar tanto. Todo.
Y estoy segura. Que me está tirando al vacío. O sea, voy a morir.
Antes de ser libre.