𝑷𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐

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Maegor:

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Maegor:

Jamas había sentido nada mas que odio por mi medio hermana, incluso cuando solo tenía tres años y no entendía la noción del odio o el amor, berreaba y vomitaba como un cerdo degollado cada que Rhaenyra me tomaba entre sus brazos con la intención de demostrarle a la patética corte que entre ella y madre no existía lugar alguno por el rencor.

Pero, ah, por supuesto, mis lamentos y lloriqueos eran suficientes para delatar, que al menos yo, al igual que mi progenitora, era capaz de ver a través de la capa de falsedad con la que esa sucia perra solia actuar delante de todos. Jugando a ser una puta madre santa que ante la minima provocación corría a esconderse detrás de las faldas del cobarde que ambos teníamos por padre.

La detestaba con cada apice de mi ser, no solo por su evidente actitud de lobo disfrazado de corderito, sino por el evidente afecto que cada persona solia demostrarle en la corte, mirandola con la admiración y respeto que era, por derecho, para mis hermanos y para mi, la legitima sangre del dragón, los frutos del matrimonio actual del rey Viserys y la reina Alicent, quienes no solo no habiamos nacido de la aberración de un matrimonio poco próspero, sino que también eramos lo suficientemente numerosos para hacer que la casa Targeryen tuviese un extenso linaje por el resto de los días que quedasen de poniente.

Claro, si las deformidades que Haelena habia parido vivian lo suficiente como para convertirse en adolescentes. Pero tenia mis esperanzas, sin embargo era ya tiempo de que yo buscase una esposa, tan solo en caso de emergencias.

Pero eso no venia al caso, no tendria que preocuparme de eso al menos en unos años, como tercer hijo se me exigía muy poco, asi que mientras tanto, cuando mi hermano mayor Aegon sufría de la presión constante de nuestra madre yo podía dedicarme a disfrutar de surcar los cielos junto a mi hermanito.

—¡Dracarys!

La palabra salio con naturalidad de mis labios, como un fuerte grito de dolor provocado de la mas cruel tortura. Saskia no tardo en acatar mis ordenes permitiendo que una fuerte bruma de fuego oscuro saliese de sus fauses  y iluminase el cielo nocturno.

Volar en medio de la noche cuando todas las luces de Desembarco del rey estaban apagadas, era sin duda la cura perfecta para cualquier dia difícil.

La risa de Aemond rebotó, a medida que él y Vhagar volaban a nuestro alrededor, tan cerca que por un segundo los cabellos del chico ondearon sobre mi rostro, permitiendome ver la euforia de sus etereas expresiones antes de que Vhagar y él se acomodasen a nuestro lado, regalando su vuelo.

Llevábamos un par de horas en el cielo, evadiendo las molestas cenas familiares y las incomodas reuniones de nuestro consejo; Como prueba de ello los cabellos de Aemond y los mismos se movian en distintas direcciones, incluso con uno que otro mechón dentro de sus labios.

Lo contemplé, notando sus mejillas sonrojadas y vivaces por el vuelo, casi como si perteneciese a las criaturas del cielo y no a una familia perturbada que solo le habia dado la espalda cuando lo necesitaba, permitiendo que ese asqueroso bastardo lo atacase.

Otra cosa que odiaba de Rhaenyra, sus repelentes hijos, nacidos del pecado, mounstros que hizo pasar como la sangre de la serpiente marina, infiltrandose en la famila perfecta de los Targeryen, preparándose para arruinar la pureza de nuestra sangre.

Nuestra sangre Valiria era sagrada y yo me encargaría de limpiarla, incluso si eso significaba asesinar a esos bastardos Strong yo mismo.

Nuestra sangre Valiria era sagrada y yo me encargaría de limpiarla, incluso si eso significaba asesinar a esos bastardos Strong yo mismo

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𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐢𝐧𝐬 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 | ʟᴜᴄᴇʀʏꜱ ᴠᴇʟᴀʀʏɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora